TRADICIONES TENERIFE

Vino, tablas de madera y una bajada de infarto para recibir a San Andrés en Icod

Alberto Valdés

Agencia EFE

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Alberto Valdés

El pequeño municipio agrícola de Icod de los Vinos, en Tenerife, ha logrado producir y mantener una ingente cantidad de tradiciones populares durante siglos bajo el resguardo del imponente drago milenario, un legado en el que cada año destacan por su espectacularidad las 'tablas de San Andrés', cuando los locales se lanzan al vacío por las empinadas calles sobre planchas de madera.

De origen incierto, esta costumbre popular arraigada por generaciones tiene como objetivo celebrar el descorche de la primera botella de vino de la cosecha del año y la apertura de las bodegas, todo ello bajo el marco de la festividad de San Andrés, y es que este enclave situado en el norte de la isla es uno de los principales puntos de producción vinícola del archipiélago.

Como cada año, cientos de vecinos del municipio se dieron cita en la calle de El Plano, una empinada bajada situada en el casco histórico, para deslizarse a gran velocidad sobre tablas de madera personalizadas al gusto para acabar frenando, los que no lo logran por sus propios medios, contra una montaña de neumáticos.

La tranquilidad que caracteriza a las calles de Icod durante el año cambia drásticamente durante esta celebración los días 28, 29 y 30 de noviembre en la que predomina el ruido de las planchas de madera raspando sobre el asfalto.

Pero también los gritos de asombro y preocupación, en según qué casos, y los aplausos de reconocimiento para los más experimentados artistas de este particular evento, quienes se esfuerzan por ofrecer imágenes espectaculares a todos los presentes que graban con sus móviles.

Y es que vecinos de todas las edades se preparan durante el año para coronar con sus trucos la bajada, que incluye un pequeño salto que los más atrevidos adornan con giros sobre sí mismos mientras evitan sumar una nueva cicatriz a sus cuerpos, de las que algunos presumen entre idas y venidas recordando vivencias de años anteriores.

Para ello se sirven únicamente de sus manos, protegidas por guantes, con las que dirigen sus improvisados vehículos para agarrar más velocidad, con la seguridad de que al final del camino se encontrarán con parte de las cerca de veinte toneladas de neumáticos que el Ayuntamiento coloca para evitar accidentes.

Es una tradición que congrega a curiosos venidos de otros municipios y a turistas que observan atónitos las extravagancias que se van sucediendo según avanzan las horas, en las que se incluyen grupos de amigos enteros sobre una misma tabla e incluso otros que se atreven a lanzarse de pie sobre ellas.

Aunque reciben el nombre de 'tablas de San Andrés', la festividad no tiene un marcado carácter religioso y los locales la vinculan con una "manifestación espontánea" que ha perdurado durante siglos y que tiene su explicación en el trabajo de la madera en la localidad, ya que Icod posee una gran masa forestal de pino canario que en el pasado se exportaba desde el puerto situado en la playa de San Marcos.

Lo que sí está claro es la pasión con la que los vecinos de todas las edades disfrutan de esta celebración que tiene su momento apoteósico cada vez que uno de sus participantes vuela por encima de los neumáticos al final de la calle de El Plano.

En esos momentos, se hace el silencio hasta comprobar que todos se encuentran bien, para luego gritar bien fuerte: "¡viva San Andrés!". EFE

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