El Colegio de Enfermería de Córdoba ha marcado un hito en su historia con la apertura de su innovadora sede en la zona de Poniente, un movimiento estratégico que promete elevar la calidad de atención para los más de 4.000 enfermeros de la provincia. Este cambio significativo deja atrás la emblemática casona cerca de la Mezquita-Catedral, con el objetivo de mejorar la accesibilidad y modernizar los servicios ofrecidos.

La presidenta del colegio, Natalia Pérez, en declaraciones a COPE, ha destacado que esta mudanza representa una demanda de los colegiados, quienes buscaban una ubicación más accesible. La nueva sede, ubicada en el bullicioso bulevar María Teresa de León, no solo facilita el acceso para los profesionales, sino que también se encuentra estratégicamente cerca de importantes centros hospitalarios como el Hospital Quirón y el complejo hospitalario de Reina Sofía.

Además, la disponibilidad de aparcamiento público en sus alrededores añade comodidad para quienes la visitan. El proyecto de traslado, gestado por la anterior junta directiva y continuado por la actual comisión, ha culminado en un espacio moderno y funcional. La nueva sede cuenta con áreas de administración, una sala multipropósito para eventos y conferencias, salas de formación equipadas con material de simulación para los colegiados, sala de prensa y una sala de juntas, todo diseñado para optimizar la experiencia tanto para los miembros como para los usuarios.

Por otro lado, la presidenta aborda con optimismo las perspectivas de contratación para la temporada estival, tradicionalmente marcada por sustituciones temporales debido a las vacaciones. Natalia Pérez, presidenta del colegio, destaca que, si bien las cifras se mantienen similares a años anteriores, hay un mayor porcentaje de personal de enfermería con plaza fija, lo que mejora las condiciones laborales en general. Sin embargo, Pérez también señala una preocupación importante: la disminución en la duración de los contratos, resultado de un cambio en las necesidades del sistema de salud. Hace hincapié en la necesidad de una mayor estabilización laboral, especialmente para los contratos que surgieron durante la pandemia de COVID-19, instando a que se integren permanentemente en la estructura del sistema, no como una medida circunstancial.