Según contaba la prensa giennense este fin de semana uno de los principales motivos que ha impedido cubrir todas las plazas del MIR (Médico Interno Residente) en los hospitales de nuestra la provincia es que los candidatos valoran pésimamente las comunicaciones que tenemos. Id est, con su decisión ratifican que las autovías y el tren además de favorecer el desarrollo industrial o facilitar el turismo y la exportación agrícola implican también el progreso en cualquier ámbito social.

Hace poco ha comparecido el ministro de Transportes para exponer los proyectos ferroviarios del Gobierno de España. El susodicho se apellida Puente, lo cual cuadra cabalmente con el cometido que le ha sido asignado. Así lo piensan los andaluces que se ven favorecidos por las medidas anunciadas: sevillanos, malagueños, cordobeses, almerienses, gaditanos, granadinos… En cambio, los giennenses sólo atisban, como en la película bélica, “un puente demasiado lejano”.

No obstante, la desidia gubernamental para resolver la conexión ferroviaria de Jaén será compensada con la creación de una nueva titulación en la Universidad de Jaén. Se denominará “profesiones de riesgo”. No piensen, dilectos oyentes, que hablamos de domadores de leones, limpieza de fachadas, lucha contra el narcotráfico o similares. El oficio donde existen mayores posibilidades de que a un asalariado le partan la cara es el de político giennense. Quienes prometen que Jaén saldrá del olvido, que el gobierno, sea el estatal o el autonómico, está comprometido con la provincia. Proclaman nuestros próceres provinciales los avances, el futuro edénico que nos aguarda hasta que llega cualquier ministro “Puente” y los deja con el culo al aire y las orejas coloradas. La dignidad política implicaría petición de disculpas y silencio. Sin embargo, la desvergüenza es tal que un dirigente institucional ensalzó como ejemplo de la preocupación gubernamental por Jaén las mejoras en la sala de espera de la madrileña estación de Atocha.

No se extrañen, por tanto, de que en el registro de la Universidad de Jaén se amontonen, sin que todavía se haya abierto el plazo, las solicitudes para ser docente de la nueva disciplina. Los concurrentes acompañan una amplia lista de méritos, probada a lo largo de los años, e incluso sugieren la denominación de las asignaturas del grado: “cómo marear la perdiz; manual de supervivencia; salida por la tangente; donde dije digo, digo Diego; amnesia parcial; frontón político…”.

Prometen ser unas oposiciones muy entretenidas dada la valía y experiencia de los pretendientes. Hay un problema. Los miembros del tribunal tienen que llegar a tiempo.

Palabras, divinas palabras.