El Gobierno de Canarias informaba este jueves de que a las 10:00 horas finalizaba la situación de prealerta por fenómenos costeros en el archipiélago, pero no sin antes dejar varios destrozos a su paso. Vecinos y trabajadores del municipio de Candelaria, apuntaban que el día más fuerte fue el miércoles durante la madrugada, aunque, en sus últimas horas, el mar dejara desperfectos en la Basílica de Nuestra Señora de Candelaria. Concretamente en el lado más cercano a la costa, donde se rompieron unas puertas que, tras ceder, permitió el paso del agua y arena en su interior.

En cuanto a la plaza de la Basílica, los operarios de limpieza encontraron en torno a las 6 de la mañana una estampa nunca vista en el municipio, las olas habían movido una cantidad de tierra y sedimentos que ocuparon aproximadamente la mitad del espacio público candelariero. Gonzalo Alfaro, peón de limpieza de la empresa Valoriza, confirmaba, entre risas, que los guanches aguantaron la fuerza de las olas, pero que no ocurrió lo mismo con algunas losetas.

En un bar cercano, se encontraba Marcos Lazzaretto, camarero que estuvo pendiente durante la mañana del trabajo de los operarios de limpieza. "A primera hora eran bastantes, pero ya quedan solo unos pocos barriendo y fregando la zona". En 25 años que llevaba abierto su restaurante, habían visto olas grandes, pero nunca que llegaran hasta la plaza. Aunque no afectara la marea directamente a su negocio, sí que afectó a bares colindantes, que tuvieron que cerrar por pequeños desperfectos y por seguridad.

En el mismo bar, una vecina que estaba desayunando, María José, empezó elogiando a los peones de limpieza, a los que calificó de auténticos "campeones" debido a la eficiencia de su trabajo. A su vez, informaba de que hay un parque infantil cerca de su vivienda, situado en la zona del muelle, que amaneció con piedras de un tamaño considerable dentro del espacio. Aunque afortunadamente, no hubo daños humanos que lamentar.

El encargado de un gimnasio, que se encuentra a orillas de una playa cercana al Ayuntamiento de Candelaria, Cristian González, mostraba un video donde puede verse claramente como el agua sobrepasaba los cimientos del edificio. La cercanía con la playa convirtió su negocio en una diana para las olas, que golpearon de forma constante unos ventiladores, por los que se filtró el agua con una mezcla de tierra que limpiaron al día siguiente.