No es habitual que una pieza musical tenga dos solistas de clarinete. Pero este concierto, el Opus 35 de Krommer, establece un divertido diálogo entre dos clarinetes. A estos ingredientes musicales se suman otros como el amor y el orgullo. Porque las dos personas que tomarán el protagonismo musical de esta historia son padre e hijo.

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Se llaman Juan y Álvaro, ambos Ferrer de apellido, y ambos son clarinetistas profesionales. El padre, Juan Ferrer. es clarinete principal en la Orquesta Sinfónica de Galicia. El hijo, Álvaro Ferrer, sigue sus pasos. Tras formarse en A Coruña y tocar en la orquesta Nacional de Bélgica. Actúa como freelance en prestigiosas formaciones.

La Orquesta Gaos los ha invitado para que interpreten esta pieza en dos conciertos que se celebrarán en Betanzos y A Coruña, dentro de los actos por su XV aniversario. En esta formación tocó Álvaro al mismo tiempo que estaba en la Orquesta Joven de la OSG y reconoce la importancia de una formación "de oportunidades" sobre todo para músicos jóvenes que "buscan esa oportunidad de de de seguir adquiriendo experiencia en orquesta".

El concierto más importante de sus carreras

Ahora, de vuelta a casa, afrontan uno de los conciertos más importantes de sus vidas, sino el que más. "Para un músico tocar un concierto ya es importante. Tocar de solista es importante. Siempre. Y si además tocas de solista con tu hijo que has visto nacer y crecer a todos los niveles... de verdad es indescriptible", cuenta Juan, que no encuentra "ningún manual" para poder expresar la "emoción".

Para su hijo el momento, además de emocionante, reconoce que supone un extra de "presión" que no le da miedo y que sabe que manejará porque, cara al público, actúa con la máxima de "siempre dar lo mejor". Le resta importancia a esta responsabilidad al entender que son "las presiones que puede tener un familiar de haber tenido esa referencia toda su vida".

Álvaro ha vuelto estos días a España y están ya a pleno rendimiento con los ensayos. Es un proceso que va, como una buena composición, de menos a más. Los ensayos comienzan de forma individual, luego en conjunto, explica Juan. "Para preparar un concierto de solista, sea uno o dos, hay un trabajo individual primero, luego trabajamos los dos, luego trabajamos con el director antes con la orquesta, acompañándonos al piano, luego el director ensaya con la orquesta y luego nosotros con la orquesta". En resumen, un proceso "in crescendo".

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¿Por qué el clarinete?

"Tengo que ser sincero, Fue el instrumento que había". Juan todavía recuerda el olor de los estuches de instrumentos "viejísimos" que había la Sociedad Musical de su pueblo cuando empezó a interesarse por la música. Quería ser músico y el clarinete era el único disponible. Llegó por "casualidad" al instrumento pero, con el tiempo, "le vas cogiendo cariño y vas trabajando con él hasta el punto de que forma parte de ti".

En el caso de Álvaro, la respuesta es más obvia: nació y creció entre la música de clarinete, que escuchó "desde que estaba en la barriga de mi madre". Juan le ayuda a hacer memoria, y recuerda como un niño irrumpiendo en sus momentos de estudio y ensayo con una frase: "¡quiero tocar!". Y vaya si lo hacía. "le ponía cualquier boquilla" o improvisaba con cinta aislante, y la promera vez el pequeño sacó sonido de ahí "que eso es dificilísimo".

Dos conciertos únicos

Todas estas historias familiares cristalizan en un punto de inflexión musical que no ven como un cierre a una etapa, sino una "puerta que se abre" a toda la música que queda por recorrer. La pieza divertida y romántica de Krommer en la primera parte de un concierto que seguirá la sinfonía En las Montañas de Galicia de Andrés Gaos.

La cita es este domingo, 12 de mayo a las 20h en la iglesia de Santiago de Betanzos con entrada libre. El lunes, 13 de mayo, repetirán concierto en el Teatro Colón de A Coruña a las 20:30h, con entradas ya a la venta en ataquilla.com.