Dos días después de la desaparición de Dana, Eva todavía está con el susto en el cuerpo y todavía no se lo cree. Ella y su pareja recuperaron a su perra pocas horas después de su desaparición. Alguien robó al animal y sospechan que consiguió escapar de sus captores.

Esta vecina de Coristanco (A Coruña) volvió a casa de su trabajo en una librería el lunes y se encontró con que la caseta de Dana estaba vacía. Ella y su pareja empezaron a buscarla, y lo hicieron de la forma más lógica: siguieron el rastro del GPS que tiene siempre colocado en su collar.

Horas de infarto para encontrar a Dana

La señal los llevó a la parroquia de Sísamo, en Carballo, a unos 2 kilómetros de su casa. Ahí estaba abandonado el dispositivo... pero ni rastro de la perra. No es nada fácil quitar ese collar, "para quitarlo, cuesta su trabajo, es de estilo cinturón, lleva una hebilla", subraya Eva. Además, no tenía ninguna marca de mordedura. Por todo ello, tuvieron claro que alguien había robado a Dana y le había quitado el collar para evitar ser localizado.

En ese momento, empezaron a remover Roma con Santiago. Colocó carteles por todas partes, lo difundieron en redes y hasta fueron a la guardia dispuestos a presentar una denuncia. En medio de la búsqueda, Eva recibió un mensaje en Instagram. Era un antiguo compañero de clase que vio un perro que se parecía mucho a Dana, que deambulaba entre los coches de una carretera general.

Lo más llamativo es que estaba en Buño (Malpica), una zona opuesta a la que habían encontrado el collar y en otro concello, a unos 7 kilómetros de donde estaban. Eva le está eternamente agradecida al hombre, que se tomó su tiempo para capturar a la perra, "no la atropellaron de milagro" y cuando volvió a estar con ella, entre la alegría se coló la certeza agridulce de que alguien había robado a Dana . Vio que llevaba un collar distinto y que apareció en "un punto que está en el camino contrario donde tiraron el GPS, a varios kilómetros".

Una magnífica escapista

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La dueña de Dana cree que los captores pensaban que era una perra cualquiera, pero no es así, ya que "es una escapista nata, sabe abrir puertas, cerraduras, mosquetones...". "Creo que pensaron que era una perra normal, que si la ataban con una cuerda iba a quedar allí atadita, y la perra abrió los mosquetones y marchó". Esa es su hipótesis, pero, sea como sea, "lo que está claro es que de donde estuviera fue capaz de salir".

La perra estaba sana y salva, pero "muy cansadita" y no ha dejado de dormir desde su vuelta a casa. Y, pese al milagro de haberla recuperado en menos de 24 horas, Eva y su pareja han desbloqueado un nuevo miedo, el de que alguien vuelva a intentar llevarse a Dana.

"Siempre puedes tener miedo de que haya un descuido, que se te escape, que te la atropellen, pero con lo que la pudieran robar, una perrita que no es de raza ni nada...", resalta. Por eso, hoy la ha acompañado al trabajo y de momento, seguirá así.

Una perra adoptada y posiblemente maltratada

A la perra la adoptaron hace unos pocos meses pero ya se ha hecho un importante hueco en el corazón de Eva. Apareció en enero al lado de su casa, con un saco de pienso al lado y "en condiciones muy malas", con pulgas o heridas abiertas en la cabeza. Su nombre responde a que la aparición coincidió con "estos temporales todos seguidos, que si una Dana, después un temporal...".

No tenía chip y, tres semanas después no consiguieron localizar a su dueño, así que decidieron quedarse con ella. Por lo que parece, a Dana le convenció el trato hasta el punto de hacer lo imposible por volver a donde siente que está su verdadera casa.