Luis del Val: “Me repugna de este Gobierno su servilismo constante a los nacionalistas”

Lo que menos me molesta son sus mentiras, porque miente siempre

Luis del Val

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Puedo soportar a los roñosos, a los egoístas, a los desabridos, a los secos y a los verborreicos, pero me resultan inaguantables las personas que son serviles con los poderosos y dictatoriales y groseros con los débiles. En las empresas se les descubre enseguida. Esa ciudadana, ese ciudadano, que es el que más fuerte se ríe cuando el jefe cuenta un chiste, y se comporta de manera despótica con los empleados de rango inferior, es el arquetipo del pelota insoportable. Además, su conducta se mueve a través de una proporción inversa: cuanto más lameculos es con los superiores, más arrogante se mostrará con los inferiores en jerarquía. Muéstreme a alguien que se comporte de manera altiva con un camarero, y me estará mostrando a alguien que, en cuanto tenga delante a alguien que le puede conceder algo, se mostrará como lo que es: un rastrero adulador.

A mí lo que menos me molesta de este gobierno no son sus mentiras, porque miente siempre, y sería tan absurdo como molestarse porque el caballo relinche o el gato maúlle. Lo que me resulta repugnante es el espectáculo de su servilismo constante ante los nacionalistas, esa zalamería que no cesa, esa postura humillante, ese “Sí, señora baronesa”, antes con algún remilgo y ahora ya con la misma impudicia con que ha decidido que los 9.000 millones que España aporta para que se paguen las pensiones en el País Vasco, se transfieran al partido del PNV, que volverá a gobernar allí, porque con esta medida el mentiroso Sánchez les acaba de dar la puntilla a sus compañeros de partido, los socialistas vascos, y es que Urkullu venderá esta cesión, como si las jubilaciones la pagaran a escote los miembros del Euzkdi Buru Batzar.

Que no les gusta a los secesionistas catalanes el día de la reunión, pues se cambia, sin problemas, a mandar, lo que usted diga, señora baronesa.

Dentro de poco, este apocado gobierno llevará a los asesinos de ETA a las cárceles vascas y, en unos meses, habrá transferencia de prisiones, para que los podamos contemplar llevando a cabo labores de voluntariado en los bares y tascas de San Sebastián y Bilbao, que no hay nada como un pincho de bacalao rebozado para reinsertarse, aunque suponga un sacrificio.

Ahora bien, ese apocamiento y sumisión, ese servilismo, se torna fortaleza y altanería con los que no tienen nada que conceder. Y el mentiroso presidente del Gobierno, que dijo que había que desjudicializar la política, la judicializa y lleva a los tribunales a los murcianos, por varias razones: porque votan al PP y Ciudadanos, porque quieren implantar el pin parental, y porque son un peligro para España. Murcia, un peligro para España.

Y con estos bueyes hay que arar.