LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA

La estrecha relación entre memoria y sentimientos: "No podríamos enamorarnos"

En "La Noche de Adolfo Arjona" descubrimos cómo sería nuestra vida sin memoria

Yolanda Guirado

Sevilla - Publicado el

2 min lectura

Nos engañan. Nos mienten. Nos convencen de que pasó de una forma diferente a cómo ocurrió. Los recuerdos son frágiles. Demasiado. Se esfuman sin avisar y lo peor es que ni siquiera somos conscientes de ello.

Suele ocurrir. Estamos viviendo un momento mágico, un momento único y será irrepetible. Queremos agarrarlo fuerte en nuestra memoria. Miramos todo a nuestro alrededor, olemos, saboreamos, pensando que ayudaremos a nuestro cerebro a que ese momento se quede siempre con nosotros. Y sin embargo, pasado un tiempo, recordamos solo un hilo. Y un buen día, se va para siempre. Hasta olvidamos que lo hemos olvidado.

No podríamos caminar

En “La Noche de Adolfo Arjona”, Juan Lerma le ha contado a Adolfo Arjona que si no tuviéramos memoria, "nuestra vida no sería vida". Según el profesor de investigación del CSIC y autor del libro “El cerebro y las enfermedades del alma” de la editorial Espasa, “el cerebro estaría vacío y perderíamos la capacidad de ser.”

Además, aseguran los expertos que si no tuviéramos memoria no podríamos realizar acciones tan cotidianas como caminar. Por tanto, cada día sería como un folio en blanco. Cada mañana, al levantarnos, tendríamos que empezar de cero.

Sin embargo, hay otras acciones como beber agua o alimentarnos que son intrínsecas. “Hay sensores en el hipotálamo que nos recuerdan que necesitamos beber o tomar alimentos para sobrevivir”.

La memoria y el amor

¿Y qué ocurre con los sentimientos? ¿Sin memoria podríamos enamorarnos? La respuesta es no. Los sentimientos están de alguna manera condicionados por la experiencia propia. Si uno no tiene capacidad de memorizar o recordar, las sensaciones serían siempre las mismas, no estarían modificadas por la experiencia.

¿Recuerdas la primera vez que viste la nieve? ¿Sentiste lo mismo el resto de veces que has estado frente a un paisaje nevado? A todos nos ocurre lo mismo. Cuando sentimos una emoción o un sentimiento por segunda vez, nunca es igual que la primera vez que lo experimentamos.

Por ejemplo, cuando vemos el mar por primera vez nos resulta una sensación diferente al resto. Eso ocurre “porque la segunda vez que lo vemos ya hemos almacenado la información en el cerebro”.

La memoria nos permite tener sentimientos y emociones

La memoria nos permite tener sentimientos y emociones

Sin embargo, aunque tengamos memoria, muchos recuerdos se acaban olvidando. Eso ocurre según Juan Lerma porque “el cerebro tiene mecanismos para almacenar no toda la información, si no solo la que considera valiosa".

Por tanto, "no todo se almacena, solo algunas fracciones de lo que adquirimos a través de los sentidos, cuando hacen falta se recomponen para generar el recuerdo”. Y es que el cerebro tiene la capacidad de recordar, pero esa capacidad no viene sola, va siempre acompañada de otra, y la conocemos de sobra: la capacidad de olvidar.

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