El cardenal Osoro inaugura la nueva capilla de la Fundación Bobath: “Invita al recogimiento”
El obispo de Madrid consagró la capilla dedicada a la Virgen de Lourdes, y obra del artista Alberto Guerrero, con una misa a la que acudieron más de 200 personas
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El pasado sábado 13 de mayo, festividad de Nuestra Señora de Fátima, el cardenal
, arzobispo de Madrid, presidió la misa de consagración de la capilla de la
en presencia de las
familias
del centro y su directiva. La capilla, dedicada a la Virgen de Lourdes, ha sido financiada por la Fundación Nemesio Díez y ejecutada íntegramente por el artista Alberto
Guerrero, que ha buscado responder a las peticiones de los chicos del centro
a través del arte y el diseño del espacio: “
”.
Ubicada en el nuevo centro de día de la
, las notas de identidad de la capilla son el dorado, como símbolo de lo sagrado, el blanco y
la madera. Entre sus elementos merece especial atención la fuerza de la pintura que preside el muro del presbiterio, un Cristo en blanco y negro sobre
fondo dorado, basado en la Sábana Santa. También destaca el sagrario, basado en un relieve del Buen Pastor de Alberto Guerrero y realizado íntegramente a mano con la colaboración de la diseñadora Clara Gil. A un lado del presbiterio, puede leerse un versículo del evangelio elegido por los chicos de Bobath como resumen de su sentir:
La Fundación Bobath se dedica al tratamiento integral y a la educación de las
personas con parálisis cerebral a lo largo de todas las etapas de su vida. En la actualidad cuenta con un colegio y un centro de día ocupacional, desde donde atienden a más de 280 personas que se ampliarán en 80 gracias al nuevo centro de día, que cuenta con una superficie de 3.200 centros cuadrados.
Sobre Alberto Guerrero
Alberto Guerrero Gil (Barcelona, 1975) es artista plástico, historiador del arte y restaurador de pintura. Su trabajo se ha expuesto desde 2004 en salas de España y Europa, donde sus obras forman parte de distintas colecciones particulares e institucionales. Reside y trabaja en Madrid. En su discurso plástico, Guerrero juega con contrastes de color y texturas aplicados en capas sucesivas, intentando reflejar que toda historia está formada por estratos que cuentan en lo que se percibe a simple vista.
El artista busca siempre un foco de luz, a veces central y otras desplazado, que sugiere que tras las capas se esconde una presencia misteriosa que da sentido a la realidad. Guerrero contempla el arte sacro como un desafío en el que trata de expresar la fe con un lenguaje actual cuyas notas de identidad más características son la luz como representación de la gracia y el juego de color y materia para expresar el valor de la Encarnación.