Una roca, una imagen y madera de cedro: Los detalles de la capilla dedicada a Juan Pablo II en la Almudena
El olor que desprende es especial, "igual que ese diálogo entre la piedra y la madera, que no tapa, sino que pone en valor la estructura original"
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Este domingo, 13 de noviembre, tras la Misa de 12:00 horas con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres, el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, inaugurará la nueva capilla dedicada a san Juan Pablo II en la Almudena y bendecirá la imagen del Pontífice polaco que se colocará en ella. La capilla, diseñada por el estudio de arquitectura Cano y Escario, se ubica junto a la sacristía mayor y es una forma de recordar la estrecha relación del santo con Madrid, adonde viajó por primera vez hace 40 años, y con la propia catedral, que dedicó en 1993.
La capilla es una alusión al primado de Pedro, a la Iglesia y a la santidad. En ella hay pocos elementos, pero de gran contenido simbólico: 1.115 metros lineales de madera de cedro, que recuerda el compromiso de la Iglesia con la creación y la pasión de Karol Wojtyla por los bosques y las montañas.
La roca, de tres toneladas de mármol negro marquina, remite al primado de Pedro y a la continuidad apostólica. El banco central, de 400 kilos de peso, nace de la piedra natural y, ya pulido y en forma de barca, es signo de la Iglesia. En la proa se sitúa un cirio: es el cirio pascual, Cristo resucitado. Además, tres lámparas suspendidas del techo iluminan la capilla: aluden a la Santísima Trinidad. Los pórticos de madera, separados entre sí, transparentan la capilla originaria: es la Iglesia en marcha, en tradición y vibrantemente actual. Tras la foto oficial de san Juan Pablo II hay un confesionario; se mantiene el carácter penitencial de la capilla
Y es que, además de penitencial, la capilla es también peregrina, evocando al Papa viajero y a la vida cristiana como camino, pensada para el encuentro, con un recorrido direccional de entrada y salida.
Las imágenes retroiluminadas de los laterales, en forma de rombo, son momentos reales de la vida del Papa, relacionados con la familia, los santos, los jóvenes… En uno de los rombos se incorporará el relicario con la ampolla de sangre del Papa que se conserva en la catedral. Habrá un código QR para escuchar la voz de san Juan Pablo II y rezar con él.
Cuidado del detalle
Desde la archidiócesis de Madrid, explican que estos días se ultiman los detalles, y esto precisamente, el cuidado del detalle, es sin duda lo más característico de unas obras que se han desarrollado en dos fases: tres meses de prefabricación de las maderas en taller y un mes de montaje en la catedral.
Nacho Barba, jefe de proyectos de Cano y Escario y coordinador del proyecto de obra de la capilla, afirma que "se han rehecho detalles con el mismo mimo que si fuera de cero; en las obras se acaba y punto, pero aquí la gente no tenía conciencia de que daban igual las cosas". La idea que tenían, cuenta, era que "esto va a quedar en la catedral y siempre van a poder decir que han participado en ello".
Otra situación que no ha vivido el arquitecto nunca, y de la que él mismo se sorprende, es la implicación de todos los profesionales. "Todo el mundo ha puesto lo mejor de sí mismo —señala—, han trabajado contentos, sentían que estaban participando en algo único, que construyendo la capilla estaban construyendo un trocito de la catedral". Comprobamos esa delicadeza la mañana en que ha llegado la gran roca de mármol negro marquina, sin pulir, símbolo del primado de Pedro.
Situada a la entrada de la capilla, ha de permitir que se abran las rejas, y para eso están también trabajadores de Forja Toledo, fabricantes de todas las rejas de la catedral, con quienes hay una estrecha relación. Reconoce Barba que el resultado ha sido mucho mejor de lo que se esperaban. Les ha sorprendido muy gratamente las texturas diferentes de la madera de cedro, que se aprecian a simple vista en los pórticos, y que ofrecen diferentes tonalidades en función del sitio desde el que se miren. El olor que desprende también es especial, igual que ese diálogo entre la piedra y la madera, "que no tapa, sino que pone en valor la estructura original".
Para el arquitecto, este ha sido sin duda un trabajo singular. Explica que para la capilla ha vuelto a documentarse y a leer infinidad de cosas de san Juan Pablo II, y "hacer memoria de su vida y figura es brutal, yo que he crecido con este Papa".