La esperanza de ser el 'bienaventurado' entre la tentación del 'exito' en la sociedad

En el evangelio de las 'Bienaventuranzas' Jesús tiene un mensaje para ti hoy

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Hace 2.000 años que Jesucristo caminó por la misma tierra que pisamos nosotros ahora. Pero el mensaje que dejó, no hay duda de que perdura hasta hoy. Como un mensaje en el tiempo para ti. Actual, que nos repercute también hoy.

Jesús vivió, como tú y como yo. Que parece obvio, pero en el Evangelio no cabe todo lo que hizo, todo lo que habló, todo lo que compartió con aquellos que conoció. Él, siendo Dios, escogió perfectamente aquello que llegaría hasta hoy. Sabía lo que pasaría con todo aquello que decía y hacía. Y por tanto, dejó un mensaje en el tiempo, inscrito en la Sagrada Biblia para todos nosotros. 

Y por eso la lectura de las bienaventuranzas es para ti y para mí hoy, el mensaje de esperanza más grande que se nos puede entregar. Porque todos hemos tenido la experiencia del fracaso y del dolor en nuestra vida. Y que Dios mismo te diga que 'eres dichoso' precisamente por eso es cuanto menos esperanzador.

Vivimos en una sociedad en la que el éxito, el poder y la cantidad, son el único objetivo. Lo único que puede 'hacernos felices'. Ser perfecto. No equivocarse nunca. Metas imposibles y que generan unas expectativas que solo terminan en impotencia y frustración. Pues Jesús, 2.000 años antes, te dijo que el que no gana, el que se equivoca, el que sufre; debe alegrarse. Que nuestra recompensa, la de los imperfectos, será grande.

Y si Dios nos dijo eso, sería por algo. Y también la experiencia y la vida nos ha demostrado que el éxito, el poder y la perfección no llevan a buen lugar. Y que no se gana aquello sin fracasar y perderse o perder a otros por el camino.

Por eso nuestra meta no puede ser 'ser perfecto'. Si los dichosos son los pobres, los que tienen hambre, los que lloran, los odiados, los incomprendidos; y son ellos los que pueden 'saltar de gozo', que menos que ser así. Dejar de correr detrás de una zanahoria imposible, y descansar en la tranquilidad de que Dios nos ha dicho que algún día tendremos algo mucho más grande que el éxito o el poder. 

Y más grande que el dolor, la pobreza, el sufrimiento... esas cosas que todos hemos sentido. Hoy podemos por lo tanto, no solo estar tranquilos, sino contentos y alegres porque nos han prometivo alivio y descanso. Que Él estará con nosotros en esos momentos y que quiere que seamos más que todo ello. Que seamos los 'bienaventurados', que no significa otra cosa que los afortunados.

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