Santa Isabel de Portugal
Mujer consagrada al hogar y al prójimo, desde muy temprana edad mostró una vida de piedad profunda
Madrid - Publicado el
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Existen Santos que han experimentado diversas vocaciones camino de la Santidad. Hoy celebramos a Santa Isabel de Portugal, que vivió en el matrimonio para conocer también la vida consagrada al final de sus días. Nacida en 1270, a la hija de Pedro III de Aragón y nieta de Jaime I el Conquistador, le pusieron Isabel en honor de su abuela Santa Isabel de Hungría.
Ya desde muy temprana edad mostró una vida de piedad profunda, debido a la educación espiritual y humana que había recibido. Casada en plena adolescencia -como era costumbre en aquellos tiempos- con Dionisio, rey de Portugal, su matrimonio transcurrió con bastantes dificultades, debido a los problemas que le daba su marido. No obstante, nunca quitó a su esposa de sus prácticas religiosas basadas en la Misa diaria, además de la Oración, los Sacramentos y las obras de misericordia. Todos esto generó grandes frutos en su vida.
Muchos fueron los albergues y hospitales que llevó a cabo con el fin de socorrer a los necesitados, en medio de un hogar donde no faltaban las pruebas. De esta forma se curten esu vida espiritual y humana. Por ejemplo, tuvo que poner paz entre su esposo y los propios hijos para evitar las posibles guerras que podían estallar entre ellos.
Su constancia en la oración logró la conversión de su esposo poco antes de morir. Después de enviudar se consagró más plenamente a los necesitados. Al enterarse de la contienda entre su hijo Alfonso y su nieto, el monarca de Castilla emprendió un viaje. La idea era solventar las dificultades existentes y creadas en el tema. Sin embargo su vejez y los muchos achaques le hicieron retirarse a un Convento de Clarisas, hasta su muerte ocurrida en el año 1336.