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Isabel San Sebastián: "España es tributaria de la cultura matriarcal"
José Carlos Rodríguez
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José Carlos Rodríguez
La escritora y periodista Isabel San Sebastián continúa su crónica de la Reconquista con su nueva novela, "La dueña", en la que realiza "un homenaje a la labor anónima de esas mujeres que custodiaron y defendieron sus tierras", pero que fueron olvidadas o relegadas a un segundo plano a lo largo de la historia.
"España es un matriarcado, es tributaria de la cultura matriarcal de la cornisa cantábrica. Durante la Edad Media las mujeres tenían mucho poder", afirma San Sebastián (Santiago de Chile, 1959) en una entrevista con EFE.
Según la escritora, la sociedad actual pretende contarnos que las mujeres han estado "metidas en casa y con la pata quebrada" hasta el siglo XXI: "La mujer en España tenía más poder en la época prerromana que en el siglo XIX. Mucho más. Lo mantuvo durante los años de la Reconquista y fue ya en los siglos XVIII y XIX, tremendamente misóginos, cuando fue relegada a su segundo plano", asegura.
San Sebastián inició el proyecto de relatar la Reconquista hace años, con una primera novela, "La visigoda", que nació de la "casualidad". Su nueva entrega, "La dueña" (Plaza & Janés) supone la continuación de un relato que comenzó con el personaje de Alana de Coaña, siguió con Mencía y Tiago - en "Las campanas de Santiago"- y, de esa unión, prosigue con Auriola de Lurat, una mujer viuda "dueña de su destino", durante los reinados de Alfonso V y Alfonso VII, en el siglo XI.
"La dueña es durante gran parte la historia de una viuda, de una mujer, y de la contribución de esa mujer a la conquista de su esposo", cuenta San Sebastián, que añade que durante la Reconquista muchas mujeres administraron, gestionaron y protegieron sus tierras "cuando sus maridos estaban ausentes o cuando habían muerto en combate", cosa que ocurría "con mucha frecuencia".
Según la autora, de esas mujeres las crónicas "no dicen nada", aunque la lógica demuestra que tuvieron que llevar a cabo esa función, porque además "tenían atribuciones legales para hacerlo".
"El mejor estatus que podía tener una mujer en la Edad Media era la viudez. Las viudas tenían mucho poder. Hasta la consecución de igualdad de derechos legales, lo mejor que podía ser una mujer era viuda, porque era libre. Era dueña de su destino y de su patrimonio y lo podía administrar", cuenta.
Sin embargo, "La dueña" es también el relato de una abuela, que intenta "mantener viva en su nieto la memoria de su abuelo y su legado".
La novela arranca en 1069, en un contexto de continuas luchas entre cristianos y musulmanes, divididos a su vez en reinos y taifas y arrasados por disputas internas.
Tras la muerte de Alfonso V, Hispania queda dividida entre sus tres hijos en tres reinos. Ahí comienza una guerra fratricida mientras que la frontera con los musulmanes continúa avanzando con la toma de Toledo y la llegada de los almorávides a la Península.
San Sebastián señala que uno de los principales problemas que tiene España es que "desconoce su historia", algo que explica en que en nuestro país hemos dejado "que nos la cuenten otros, principalmente franceses e ingleses, durante al menos dos siglos".
Además apunta a que las crónicas medievales han sido casi siempre escritas por hombres, sobre todo clérigos, que "muy feministas no eran".
"Dieron un enfoque muy centrado en las batallas, en las guerras, en las cuestiones dinásticas y legales, pero no miraron la letra pequeña, del papel de esas dueñas", asegura.
También quiere desmontar San Sebastián eso de que la Edad Media era una época "oscura" y que los musulmanes eran "muy cultos" mientras que los cristianos eran "unos salvajes".
"La Edad Media son mil años y en mil años pasan muchas cosas. Los vestigios arqueológicos que han quedado son de piedra y la gente se piensa que la Edad Media era de piedra, en blanco y negro. Pero en realidad había mucho color, en las iglesias, en los templos, en las ropas...", afirma.
La escritora considera este periodo histórico "fascinante" y, por ello continuará relatando la Reconquista, si la salud y el coco se lo permiten, "hasta llegar a Granada".
"Me aporta muchísima más felicidad y disfruto mucho más con esto que con desmenuzar los entresijos de nuestra política patria. La política actual da muy pocas satisfacciones y muchas decepciones", concluye. EFE
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