Policías y guardias civiles de País Vasco y Navarra, "avergonzados" por el trato del Gobierno con Bildu
Policías y guardias civiles se muestran "estupefactos" ante la inclusión de Bildu en las políticas de Estado
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“ETA nunca tuvo como finalidad matar guardias civiles. Eso fue un instrumento para conseguir su objetivo: derrotar al Estado y subvertir el orden legal” (Independencia del País Vasco, instauración de una república socialista marxista y la unificación de la gran Euskal Herria). Lo recuerda un mando de la benemérita, hoy activo, en ese combate. “Lo que estos días están escenificando tanto Arnaldo Otegui como su mano derecha Arkaitz Rodriguez (secretario general de Sortu, dentro de la coalición Bildu) no es sino la continuación de su batalla de siempre en el campo político”, afirma un comisario muy breado en la lucha antiterrorista, destinado hoy en un puesto operativo de primer nivel. “La izquierda abertzale nunca ha dicho nada distinto a lo que dice ahora”, concluye.
Son reacciones de mandos y agentes de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad destinados en el País Vasco y Navarra a las recientes palabras de Arkaitz Rodriguez. El parlamentario vasco defiende el apoyo de Bildu a los presupuestos de Pedro Sánchez con la advertencia que van a Madrid “a tumbar definitivamente el régimen en beneficio de las minorías y de los pueblos”. Eso después de que el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, proclamara que Bildu se incorpora “a la dirección del Estado”.
Todo esto ocurre mientras lo que fue considerado en su día el brazo político de la organización terrorista ETA continúa sin condenar expresamente, como siempre se le ha exigido desde los partidos constitucionalistas, su pasado al servicio del crimen y sin realizar un acto de constricción por el daño causado durante 40 años de terror. Denuncian las víctimas de la banda de manera reiterada que los presos, a los que se acerca semanalmente a prisiones próximas al País Vasco o se les suaviza su grado penitenciario, siguen siendo recibidos tras su licenciamiento en muchos pueblos del País Vasco con los tradicionales Ongi Etorri o actos de bienvenida y homenaje, lo que constituiría, en principio, un claro acto de enaltecimiento del terrorismo. Ni el Gobierno vasco ni el central ponen fin a esta dinámica.
“Esto es como una lluvia fina. Y va calando.”
El lamento de mandos y agentes consultados por COPE es que todo esto ocurra ahora con el visto bueno y hasta el impulso de piezas clave del Gobierno de España, como su vicepresidente segundo. Un mando de la Policía Nacional en el norte afirma tener “lealtad absoluta en lo institucional y vergüenza en lo personal: es un insulto”. Y añade: “No han cambiado su objetivo, el Estado les importa un comino. Esto es como una lluvia fina. Y va calando”. Otro compañero suyo, con el mismo rango en el escalafón, sentencia: “sabemos en lo que estamos. Ongi etorri, acercamientos, pactos... es un eslabón más”.
Ramón Cossio, portavoz del Sindicato Unificado de la Policía en el País Vasco, asegura que “desde el respeto y la distancia de la política, todo esto genera como representantes de los trabajadores de la seguridad pública un fuerte desasosiego”. “La inercia y el contexto de lo ocurrido en Cataluña puede regenerarse en esta tierra en el medio plazo si no se le pone freno a este tipo de dinámicas”, teme el representante sindical.
Otro alto mando policial en la comunidad autónoma vasca (todos piden mantener su anonimato) quita irónicamente hierro al asunto: “Lo que estamos oyendo forma parte de la estrategia de Arnaldo Otegui. Ya en su época tenía una gran sintonía con el expresidente Rodríguez Zapatero. Incluso llegó a afirmar que “la libertad de Euskal Herria solo será posible en una España democrática, teniendo en cuenta lo que él entiende por eso”. Llega a asegurar este oficial que el dirigente batasuno “ha sido siempre más progre que abertzale. Siempre hemos pensado que al final iban a terminar mandando, pero no tan pronto; a quien más daño hacen es a las víctimas”.
ETA ya no abre las carnes
Casi todos los consultados por COPE destacan que este tipo de estrategias y declaraciones políticas tienen un impacto mucho más limitado entre las nuevas generaciones de policías y guardias civiles. “Apenas un 10 % de la actual plantilla en el País Vasco o Navarra luchó contra ETA -calcula un comisario-. Saben qué fue la banda y tienen posición, pero no se les abren las carnes como a nosotros”.
Uno de esos agentes que sí combatió contra la banda en Vizcaya en los años 80 es Fernando Remírez Trejo (expresidente de la asociación Pro Guardia Civil). Asegura estar “estupefacto”, considera “humillante” lo que está ocurriendo. “Esto que vivimos -dice- es como cuando nombraron a Josu Ternera miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco. Hay que cuidar un poco más a las víctimas, que son las que han sufrido y siguen sufriendo.”