El testimonio de mujeres que fueron madres antes de los 20: "Al final siempre sales adelante"
Ana, Saray y Adriana han luchado por sacar a sus hijos adelantes pese a las dificultades
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A muchos se les ha puesto la piel de gallina el suceso ocurrido en las últimas horas en Barcelona, donde un joven de 16 años ha confesado haber enterrado a su hijo recién nacido en el río Besòs, a la altura de Sant Adrià. El progenitor fue detenido por la policía catalana tras personarse en comisaría y contar lo que había hecho. Una vez en el lugar del suceso, los agentes localizaron una bolsa con sangre y una maleta con ropa. ¿Cómo es posible que a un padre se le pase por la cabeza acabar con la vida de su hijo?
Ser padre o madre implica una gran responsabilidad. El carnet de padre no se consigue. Te cambia la vida, especialmente si experimentas esta vivencia en edades muy tempranas, como podría ser el caso de este joven de 16 años. En España, la edad de la paternidad y maternidad se ha ido retrasando en las últimas décadas, pero son muchos y muchas las valientes que dan el paso para vivir esta aventura.
Es el caso de Ana, que espera desde hace dos meses a su tercer hijo. Ahora tiene 27 años. El primero lo tuvo con 17. Su situación económica y laboral le han obligado a recurrir a la Fundación RedMadre. Sus problemas comenzaron con el nacimiento de su segundo retoño, momento en el que fue despedida de su trabajo como profesora de apoyo. Su marido tiene contratos temporales. La inestabilidad marca la vida de ambos: “Me despidieron por quedarme embarazada. Esperaron a que cogiera la baja, y en el momento de tramitarla, me dijeron que había terminado mi contrato. Ahora estoy buscando un nuevo empleo, y no es el momento para tener un tercer bebé. Pero nunca he pensado en abortar por convicción. Por eso, mi primera opción era pedir ayuda y seguir adelante.”
Eso sí, Ana nos confiesa que realmente no le compensa encontrar un puesto de trabajo, ya que ello implicaría contratar a una persona que cuide de sus otros dos hijos: “Teniendo en cuenta que los sueldos son muy bajos y los canguros son caros, al final no compensa. Además no tenemos ningún tipo de ayuda de las administraciones.”
Ana nunca se había planteado tener un tercer hijo, motivo por el que vendió o regaló los carritos, la bañera o la ropita. Por ello, RedMadre le proporciona estos enseres. Nuestra protagonista reconoce además haber sufrido presiones por parte de su entorno para que no diera el paso de continuar con la gestación de su criatura: “Algunos piensan que estoy loca. Apenas vivimos con mil euros para alimentar cinco bocas. Nuestra cuenta corriente siempre está en negativo. Es muy difícil, porque siempre tenemos gastos imprevistos como arreglar el coche, que tiene ya casi quince años, pero lo necesitamos. A ello hay que sumarle los gastos corrientes como la factura de la luz, el agua o la casa.”
Pese a las dificultades, tanto Ana como su pareja están muy unidos, y confían en que saldrán adelante: “Recuerdo que cuando le comenté a mi marido que estaba otra vez embarazada, se quedó blanco, pese a la alegría. Estaba asustado. Los dos lo estamos, porque estamos en una situación de incertidumbre. No se si podremos salir adelante, o si nos meteremos aún más en el agujero.”
El drama de Saray: “No puedo buscar trabajo porque no tengo con quien dejar a mis hijos”
En apenas cuatro años, Saray ha parido tres veces. La última vez fue hace cinco meses. Como en otros tantos casos, esta joven de 23 años perdió su empleo cuando iba a dar a luz a su segundo hijo. Su pareja era camarero y ella estaba interna en una vivienda como cuidadora de un matrimonio anciano. No le renovaron el contrato. Ahora, tampoco puede acceder a un puesto de trabajo, ya que no tiene con quién dejar a sus tres hijos: “No tengo con quien dejarlos. Incluso eché la solicitud en la guardería y me la denegaron por estar fuera de plazo. Ni siquiera puedo buscar trabajo. El problema es que ni siquiera dispongo de ayudas por desempleo, porque para tener derecho a cobrar el paro, tengo que trabajar por un periodo de tres meses.”
Saray estaba inmersa en un mar de dudas. Estaba agobiada. No veía luz al final del túnel. Se planteó abortar. Su pareja se lo impidió: “Mi pareja me decía que no era la solución, y que si lo hacía me dejaba sola en esto. Lo pasé muy mal con los dos pequeños. Hay mucha gente me pregunta cómo me apaño. Pero se sale adelante.”
En medio de la desesperación y el pánico, RedMadre fue un bálsamo para Saray: “Siempre han estado conmigo para todo lo que necesitaba. Supe de esta fundación gracias a mi hermana. Me ayudan con pañales o ropita.” A día de hoy, esta mamá no se arrepiente de su decisión de continuar: “Abortar no es bueno. Yo tengo amigas que dieron el paso y ahora, pasado el tiempo, están fatal. Al final siempre sales adelante. Mi pareja ahora está cobrando el paro, y junto con la ayuda de RedMadre, se va consiguiendo.”
La reivindicación de Adriana, madre de un bebé: “En España no se toman medidas en favor de la conciliación laboral"
Adriana tenía claro que quería ser madre desde que se casó con 19 años. Ahora, con 22, disfruta de su bebé que recientemente cumplió su primer año de vida. Durante años trabajó como peluquera. Antes de dar la luz, fue despedida: “Me empezaron a poner pegas hasta que finalmente me echaron. Mi marido tampoco trabaja, solo en las cosas que le van saliendo.”
La falta de ingresos hizo que los problemas no tardaran en asomar la cabeza: “Durante varios meses percibí la ayuda por desempleo, pero no era suficiente. Había que mantener al bebé. Por eso no tuve más remedio que buscar apoyo. Fue a través de Internet como supe de la existencia de RedMadre. Me puse en contacto con ellos, y me atendieron muy bien. Siempre sentí su empatía. Se preocupan mucho por mí. Me facilitaron todo tipo de alimentos, papillas, pañales, juguetes...”
El respaldo que sintió esta joven de origen colombiano, hizo que nunca dudara: “Siempre tuve claro que quería tener a mi bebé pese a la incertidumbre. Y eso que conforme va creciendo, las necesidades son mayores, pero nunca le ha faltado comida ni juguetes. Doy gracias a dios a estas mujeres que favorecen la vida.”
Adriana, durante los meses de gestación, no contó con el apoyo de una parte de la sociedad, que la instaba a abortar: “Hubo gente que me hacían los típicos comentarios de si no puedes mantener a tu hijo, no lo tengas, que era muy joven para sufrir así. Pero no estaba de acuerdo, tenía 21 años, que es buena edad para tener hijos.”
Adriana se trasladó junto a su familia a España cuando ella tenía nueve años. Y pese a que reconoce que los avances en nuestro país son muy superiores a los de Sudamérica, especialmente en ámbitos como la Sanidad, percibe que la asignatura pendiente de las instituciones es incentivar más la conciliación: “Por lo que he visto, hay bastantes movimientos por apoyar a las mujeres embarazas, pero no está tan desarrollado como en otros países. En Inglaterra, por ejemplo, a las trabajadoras con hijos les reducen la jornada sin apenas recortarles el sueldo. Además, el Estado les concede ayudas para trabajar menos horas y poder cuidar a sus pequeños. Se tiene que trabajar más en eso, porque son el futuro y hay que cuidarles.”
Y es que Adriana lo tiene claro: “Si queremos sacar chicos de provecho, se les tiene que dedicar tiempo, pues de lo contrario les culparemos de que fumen, abandonen el colegio de manera prematura... y eso es peligroso para nuestra sociedad.”