Los ciudadanos que buscaban huir de la alemania soviética: "Tarde o temprano irían a por mi hermano"
Un total de 135 berlineses fallecieron tras tratar de cruzar el muro
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Fue tal día como hoy, un 13 de agosto de 1961, cuando el mundo quedó dividido en dos por un conjunto de alambradas y toneladas de hormigón: el Muro de Berlín. Pese a la escisión mundial que trajo como consecuencia su construcción (capitalismo vs comunismo soviético), fueron los berlineses quienes más lo padecieron. Aquello supuso un trauma para la ciudad que se prolongó durante 28 años, hasta el nueve de noviembre de 1989. A la una de la madrugada se cerraron las estaciones de metro y trenes de cercanías entre el sector occidental y oriental. En una de las calles que quedó partida, Bernauerstrasse, ha tenido lugar este martes el acto de memoria de una de las fechas más tristes para la historia del planeta y de la capital alemana. No solo el trauma, también dejó secuelas físicas: al menos 135 personas fallecieron al tratar de huir al oeste de Berlín en las casi tres décadas que se mantuvo la infraestructura. Pero más de cien mil ciudadanos intentaron huir. Se calcula que solamente lo lograron unos 5.000.
Allí recuerda su destino el hermano de Günter Litfin. Tenía solo 24 años cuando murió de un tiro en la cabeza intentando cruzar el Muro a la puerta del Puente Humboldt, el 24 de agosto de 1961. Hacía pocas semanas que había sido instalada la alambrada de más de cuarenta metros de extensión y Günter decidió intentarlo. Oficial de carnicería en el negocio familiar, era militante de la CDU, un partido ilegal en la Alemania comunista, de manera que sabía que ni él ni sus hijos podrían gozar de un futuro tranquilo ni próspero en la RDA. “Era un joven lleno de ilusiones. Tenía novia, quería formar una familia y para eso necesitaba salir de allí. Sabía que tarde o temprano irían a por él. Era una huida muy razonable”, justifica el plan de evasión su hermano Jürgen, que a diferencia de Günter logró escapar. “Si nos está viendo ahora, le gustará saber que escolares del mundo entero vienen hasta aquí para conocer de primera mano lo que ocurrió. Esa es la mejor vacuna que podemos poner contra el levantamiento de más muros inhumanos en el mundo”, dice emocionado.
Antes de su construcción, la Alemania Oriental, bajo la influencia del comunismo soviético, se desangraba. Desde el final de la II Guerra Mundial, más de tres millones de germano-orientales habían dejado la RDA. A través de Berlín cruzaban a diario hacia el oeste familias enteras, sin síntoma alguno de que la tendencia fuera a invertirse. Uno de ellos fue Heiko, que huyó de la RDA cuando tenía 19 años: “La primera vez que pasé al oeste, no paré a comer ni a descansar. Me obsesionaba entrar en las librería y gasté todo mi dinero en libros.” Hoy recorre los escasos restos del Muro de Berlín que quedan en pie en la capital alemana con una sonrisa de oreja a oreja. “Cruzo a diario lo que fue el muro en bicicleta y sigo sintiendo tanta alegría por el hecho de que ya no esté ahí que arranco a cantar mientras pedaleo”.
Casos como el de Heiko era una constante, hasta la mañana del 13 de agosto de 1961, cuando los berlineses despertaron horrorizados ante la impasibilidad de las tres potencias que tras el final de la II Guerra Mundial se repartieron el sector occidental: EEUU, Reino Unido y Francia.
En los monumentos de recuerdo en la Bernauerstrasse y en los escasos tramos de Muro que siguen en pie se depositan este martes flores y velas. Víctimas del Muro han visitado colegios para relatar en primera persona a los chicos sus recuerdos del Muro y la celebración política ha tenido lugar en el Palacio de Bellevue, Allí, el presidente federal Frank Walter Steinmeier ha ofrecido un recepción de gala a ciudadanos del este y del oeste de la ciudad, y en su discurso ha hecho una lectura del Muro aplicada a lo que está a punto de pasar en el este de Alemania. El 1 de septiembre hay elecciones regionales en Brandemburgo y Sajonia, el 28 de octubre en Turingia. En todas ellas será seguramente el partido más votado en muchas circunscripciones Alternativa para Alemania (AFD), un partido antieuropeo, antiextranjeros, considerado por muchos de extrema derecha porque coquetea con el recuerdo del Tercer Reich, y que está calando en el electorado de lo que fue la Alemania comunista con eslóganes que ha robado al movimiento ciudadano pacífico, aquel que comenzó siendo un movimiento religioso de oración en Leipzig y que terminó como una gran marcha ciudadana por la libertad y derribando el Muro. AFD se ha apropiado de consignas como “nosotros somos el pueblo” y “completa el giro”, utilizadas en aquellas manifestaciones, en o que el presidente Steinmeier ha calificado como una "distorsión perfecta de la historia para servir al miedo".