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La delicada situación de la tauromaquia en América

Si el mundial de fútbol en Qatar opaca hasta la propia convulsa vida política de este país, imagínense lo que ocurre con el mundo del toro… poco o muy poco parece moverse en este otoño metido en lluvias que tan bienvenidas son para el campo bravo.

Con los carteles de Madrid que se presentarán antes de que caiga febrero y Sevilla con su temprana confección habitual, diciembre y enero se antojan trepidantes en los despachos. Sin olvidarnos de Valencia y sus Fallas.

Pero no me digáis que no echáis en falta en estas fechas la ebullución de la temporada americana. Figuras cogiendo el avión, llegadas publicitadas por los medios locales, carteles en las revistas taurinas, crónicas y reseñas de lo ocurrido en el ruedo… todo parece quedar ya muy lejos.

Y es que la América taurina languidece por muchísimas causas. Con la Monumental de México cerrada a cal y canto, una Colombia en servicios mínimos, y gracias, después de la votación salvada in extremis hace pocas semanas, una Venezuela con la fiesta arrinconada, de un Ecuador desaparecido en combate… solo Perú al reclamo de Roca Rey parece tomar impulso.

Pero todo muy alejado del brillo que la Fiesta tuvo durante muchas décadas en aquel continente. ¿Las causas? Muchas y todas compatibles entre ellas hasta desembocar en la situación actual.

La crisis económica no solo es cosa de aquí, de Europa. Y América, ya no paga como pagaba antes. Y eso, influye, vaya sin influye a la hora de hacer el petate y marchar rumbo al otro continente en estas fechas.

Indudablemente la cuestión política también está influyendo. La moda de la progresía roja revolucionaria y animalista, y por ello, antitaurina, también está haciendo mella en el futuro de la tauromaquia en América. México, día sí o día también, sigue luchando contra declaraciones contrarias a la Fiesta o intentos de prohibición. La Monumental de México, sin actividad desde hace ya un tiempo, es el máximo exponente de ello. O Colombia, donde hace unas semanas se salvó un match ball que pudo acabar con los festejos taurinos en un país que no es la sombra de lo que fue no hace mucho.

Luego está también la desastrosa situación de la cabaña brava local. El toro que se cría en América dista mucho de las cualidades que en muchas ocasiones debería adornar a un animal bravo. La selección, la falta de entrada de sangre renovada e incluso, el clima, han influido para mal en la crianza de un animal, que en países como México, que en vez de dar miedo por su casta y bravura, dan casi compasión verlos lidiar. Y ese no es el camino. Se están importando sangre desde España, y de distintos encastes… ojalá veamos pronto los resultados.

Y por último, y también en clave local americana, está la crisis de toreros surgidos desde allí. A excepción de Roca Rey, faltan toreros con verdadera fuera y tirón que arrastren a nuevos públicos a las plazas.

No sé si se está a tiempo de salvar la Fiesta en América. Dios quiera que sí y entre todos pongan de su parte para revertir una situación poco optimista. Veamos el vaso medio lleno…