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Por un reglamento taurino unificado y nacional

En este invierno taurino en el que ya estamos inverso, una entidad, la Asociación Nacional de Plazas de Toros de España se han reunido en Madrid para celebrar un congreso donde han expuesto diversos puntos de vistas reglamentista para el futuro de este espectáculo. Y nos alegramos de que, al menos, algún estamento tenga interés en trabajar y mejorar.

Vaya por delante, que aquí siempre hemos defendido la unificación reglamentaria con un texto único que riga en todo el territorio nacional y nos dejemos de matices locales. El toro no entiende de particularismos ni de excepciones regionalistas.

Y esta ha sido una de las conclusiones a la que se ha llegado en el congreso de ANPTE. Un paragüas común en pos de unificar criterios, ahora tan dispares como absurdos en muchas cuestiones. Hacen bien los miembros de esta asociación en solicitar un reglamento nacional.

La verdad es que cuando uno echa un vistazo a las conclusiones del congreso celebrado en Madrid, es difícil ponerle alguna pega… Se habla de la integridad y de los controles de los pitones desde el campo con el enfundado y de la posterior cadena de custodia de la reses en la plaza, de los necesarios análisis post mortem de los toros de manera aleatoria, algo que siempre hemos pedido también aquí.

Se pide la unificación de los útiles de la lidia, la utilización de la puya cuadrangular, elevar el número de puyazos mínimos y que se tenga en cuenta la influencia de la correcta ejecución de la suerte de varas en la obtención de la segunda oreja.

Nosotros, añadiríamos aquí, la obligatoriedad de cortar dos orejas a un mismo toro para salir a hombros en plazas de primera categoría como ya ocurre en algunos cosos o imponer el modelo sevillano de un total de tres orejas.

Y otra cuestión tan polémica como necesaria. La regulación de una vez por todas del premio del indulto. Estamos viendo el perdón de la vida de animales tan aburdos como innecesarios. Hay que pedir que los toros entren un mínimo al caballo de tres veces como condición sine qua non para acceder a tal premio. Indultos sí, pero con categoría y razones objetivas tanto para el ganadero como para el público que asiste al festejo.

Bien por ANPTE y por querer mejorar un espectáculo muchas veces anclado en antigüedades fuera de tiempo y modo. Luego estaría por ver cómo lo aceptarían los sectores profesionales, tan poco dados a aceptar y comprender que la lidia tiene que evolucionar y tan dados, eso sí, a protestar ante el rigor que debe regir un festejo taurino.