En este nuevo invierno plácido y descansado para los representantes del sector del toro, ha saltado la liebre en forma de toque de atención para mantenernos vigilantes.
El nuevo gobierno de Pedro Sánchez ha puesto al frente de Cultura, donde está enclavada la tauromaquia, a uno de los representantes de la pata de Sumar en el ejecutivo. Ernesto Urtasun.
Y algunos de estos taurinos, todavía a día de hoy, estoy seguro, ni sabrán de quién estamos hablando.
Ernest Urtasun, de quien dependerá la cartera cultural de este país durante los próximos años, es un antitaurino confeso y publicitado por él mismo y por su partido.
Fuera caretas. Sumar se presentó a las últimas elecciones con un programa electoral en el que abogaga por la “derogación de la Ley 18/2013 de protección cultural y patrimonial de la tauromaquia”, además de suprimir “la financiación pública de los espectáculos taurinos con muerte del animal”.
Y el propio Urtasun, hace años, ya dijo que los toros son una actividad “injusta, sádica y despreciable” y asertó que la tauromaquia “nunca puede considerarse cultura”.
Pues con estos bueyes tendremos que arar una vez más. Es verdad que los últimos ministros del ramo en el PSOE siempre había mostrado cierta beligerancia hacia la Fiesta antes de ocupar la poltrona y que después, una vez instalados en ella, su ejercicio no había supuesto un ataque frontal contra el mundo del toro. Véase a Miquel Iceta acompañando a Felipe VI a una barrera en Las Ventas para presenciar la Corrida de la Prensa.
Veremos cuáles son las intenciones de un ministro más ideologizado y netamente contrario a la tauromaquia. De este ministerio depende la migaja del Premio Nacional de Tauromaquia y de la subvención a la Fundación Toro de Lidia.
Máxime cuando los toros suelen ser un buen muñeco del ‘pimpampum’ cuando hay que lanzar cortinas de humo mediáticas si vienen mal dadas en el tema político y, así, tener entretenida a la gente con otros temas.
Aquí nadie se entendería que un ministro de cultura legislase en contra del teatro porque no le gustase ese sector y le gustase más el cine, pongamos el caso. Pero con la tauromaquia parece que todo vela. Ahora Urtasun debe dejar de lado la política tuitera y ser el ministro de todos. Hasta de los taurinos.
Debemos repetir el manido mantra de que los toros son cultura, claro que si… que a nadie se le olvide. Pero con argumentos y obras.