Entre todo el meollo informativo que vivimos en la actualidad, la poesía es una forma de evadirse por unos instantes de todas aquellas cosas que, en ocasiones, crean rechazo, ansiedad, aburrimiento o cansancio. Una oportunidad para plasmar en el papel todas esas sensaciones que te crea el día a día. La mayor satisfacción que existe para una persona a la que le gusta la escritura es que la gente que te lee desconecte contigo y llegue a identificarse, no con tu texto, sino con lo que hay detrás de él. En una sociedad tan aparentemente maquinizada hay que dejar hueco para lo humano. Hay que reír, llorar, enamorarse… No sentirte en un pozo sin fondo cuando las cosas no salen como uno quiere, pero tampoco subirse a las nubes cuando sí lo hacen. Cualquiera puede exponer en un folio sus sentimientos. Puede estar más o menos maquillado, pero es igualmente válido. Uno escribe para sí mismo, habla consigo mismo. La poesía es la mayor representación de lo que hay dentro de nosotros.