Río contigo, amigo,
si la locura empapa
la cordura
con su más bella insensatez.
Sufro por ti, amigo,
si los errores nublan tu vista
y la desesperación
ciega tu mirada.
Lloro por ti, amigo,
si el amor te clava su espada
y yaces, casi inerte,
en mis brazos.
Confío en ti, amigo,
porque nos burlamos de la suspicacia
y tu voz convierte en realidad
la más inverosímil de las fantasías.
Lucho por ti, amigo,
porque tú no eres sin mí,
ni yo soy sin ti.
Porque no hay lugar para juicios ni prejuicios
Por la pureza del amor que nos une,
por cada obstáculo superado,
por nuestra eterna juventud,
por hacer nuestro el tiempo.
Por eso, ayer, hoy, mañana
todo, por ti, contigo,
amigo.