Te deslizas en el aire
y la más hermosa de las melodías
llena la vida de tu esencia.
Te aferras a un gesto,
a una caricia, a una mirada,
siempre a esa mirada…
Esa mirada desconfiante,
que guarda dentro de sí
infinita confianza
Que viaja a mi interior
dándome lo que más anhelo
y temo
Que dibuja la esperanza
derrochando dudas
capaces de acabar
con la existencia misma.
II
Y qué sería de los sueños
si tú no te esforzaras en hacer más complicada
la realidad.
Y qué sería de mí,
temeroso del amor,
si tu tranquilidad
no me ahogase cada vez más.
Y tú seguirás con tu aparente inseguridad,
con tu inocente ignorancia,
con el pasar de los días.
Y yo me aferraré a ese gesto,
a esa caricia, a esa mirada,
siempre a esa mirada…