Lo primero, empezar por el principio. Tenemos que distinguir otra vez entre practicar la natación como deporte o acercarnos a ella como una forma de realizar ejercicio físico. Y es aquí donde consulto de nuevo a un especialista para que me cuente por qué es bueno empezar a nadar, es decir, acercarse al medio acuático si no es nuestro medio natural.
César Buendía, coordinador de piscina en el colegio Torrente Ballester de Parla, tiene la respuesta: “la natación es de los deportes más completos y menos dañinos a nivel amateur. Es lo que buscamos al empezar a hacer ejercicio, no hacernos daño y no tener dolor al practicarlo. La natación, al desarrollarse en el medio acuático, nos libera de nuestro propio peso y de los impactos contra el suelo”.
Es esa sensación que tenemos cuando nos metemos en la piscina, que no pesamos, parece que flotamos. Conseguimos ahorrarnos muchos impactos que sí tienen lugar en otras actividades físicas como el running donde “cada vez que damos una zancada, se produce un impacto contra el suelo que, dependiendo de nuestro peso, produce más o menos daño en las articulaciones”.
Pero cuando nos enfrentamos a algo nuevo siempre tenemos cierta sensación de vértigo. Y aquí no iba a ser distinto. El hecho de empezar a nadar me puede provocar el miedo escénico que experimentan los actores cuando se suben a un escenario.
Estoy en un medio que no es el habitual para mí y encima puedo sentir vergüenza ante los demás porque he de reconocer que no sé nadar. Pero César nos anima a dar el primer paso y dejar el miedo y la vergüenza a un lado. Seguramente nos encontraremos en la misma situación que otras personas y podremos sentirnos arropados por ellas. Además, uno no nace sabiendo.
Dado el primer paso, con el bañador, el gorro y las gafas puestas empiezo mi andadura por el medio acuático. Y aquí debo vestirme también de sentido común y motivación porque me va a hacer falta. Como dice César para vencer el miedo no hay plazos y lo mejor es dejar que un monitor te ayude. O bien a aprender a nada o bien a mejorar tu estilo. En función de las necesidades que tengas él te irá marcando el rumbo, a tí a tus compañeros si decides integrarte en un grupo. Y las metas que hay que ponerse deben ser, ya lo sabes, realistas. Intentar hacer una travesía cuando apenas llevamos unas semanas o unos pocos meses nadando es prácticamente inviable.
La frecuencia con la que debo nadar irá en función de las metas que me proponga, pero lo importante es divertirse con la actividad y no convertirlo en una obligación.
En las fechas en las que estamos, con el verano a la vuelta de la esquina, todos pensamos en piscinas abiertas, bien sean municipales o privadas. La natación se convierte, además de en ejercicio físico, en una actividad de ocio en la que los niños son los grandes protagonistas. Es muy recomendable que los más pequeños sepan defenderse en el agua y por qué no, perfeccionar su técnica aprovechando que van a pasar en el agua muchas horas.
Los entrenadores de natación como César que, además entrena al Club de Triatlón Villa de Valdemoro, utilizan distintas técnicas con niños y con adultos. Las necesidades de unos y otros son diferentes y la forma de afrontar la actividad también. En el primer caso, en el de los niños, son clases en las que aprenden a nadar jugando. La actividad, para ellos, debe ser un juego. Sin embargo, al hablar de adultos hay que tener en cuenta bastantes factores externos como el cansancio generado tras una larga jornada de trabajo o el estrés.
Quizá haya alguna disciplina en la que sea relativamente fácil dar consejos de viva voz. Pero en la natación no ocurre así. El entrenador o monitor debe de estar cerca de nosotros para explicarnos cómo realizar los ejercicios. Y aconsejarnos cuál de los estilos de natación es el más adecuado a nuestras necesidades.
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Y para acabar sólo una cosa más. Lo importante es empezar por el principio y avanzar. ¡Anímate!