Tengo un dilema. No sé si empezar a practicar deporte en la calle, al aire libre o apuntarme a un gimnasio.
Seguramente esta duda te habrá surgido en alguna ocasión y espero que la dirección que hayas elegido sea la que más se ajusta a tus necesidades. Yo he recurrido a Pedro Manonelles, Presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED-FEMEDE) para que nos explique qué pautas debemos seguir ante esta encrucijada. Bonita palabra que la Real Academia de la Lengua define como “lugar en donde se cruzan dos o más calles o caminos” y que en su tercera acepción significa “situación difícil en que no se sabe qué conducta seguir”. Este es nuestro punto de partida.
Casi debe darnos igual el lugar que elijamos para realizar nuestra actividad física, “es intrascendente”, según Manonelles. Lo que realmente debe importarnos y superar el dilema al que nos enfrentamos es “practicarla regularmente y en cantidades suficientes”. Si a eso le añadimos “el deporte que más nos gusta” la elección está hecha.
Hablemos de las ventajas e inconvenientes que vamos a encontrar teniendo en cuenta distintos sectores de la población. Porque a veces son los médicos los que nos recomiendan determinadas actividades físicas, en otras ocasiones elegimos unirnos a un grupo de amigos y hay quien prefiere la soledad para salir a andar o correr.
Pedro Manonelles echa mano de sus conocimientos como Director de la Cátedra Internacional de Medicina del Deporte de la UCAM (Universidad Católica San Antonio de Murcia) para ilustrarnos como médico. El facultativo que “entiende de ejercicio, lo que hace es una prescripción en base a un diagnóstico consistente en definir el tipo de actividad, su intensidad, duración de las sesiones y tiempo de aplicación”. Y tendrá que valorar “si la persona tiene algún tipo de enfermedad, si toma medicación” para ajustar el programa de ejercicio de forma individualizada.
Nos ponemos ahora en el supuesto de un joven que quiere iniciarse en la práctica deportiva. Si tiene claro el deporte que le gusta lo hará asociado a alguna institución deportiva o bajo la supervisión de un entrenador. Siempre podemos ir por libre y empezar a nuestro ritmo y a medida que vayamos consiguiendo objetivos nos pondremos otros nuevos quizá, ahora sí, bajo la supervisión y dirección de un profesional.
Y el último supuesto que nos planteamos es el de un grupo de amigos que quedan para pasar un rato juntos practicando algún deporte. La recomendación que nos hace Pedro Manonelles es “sensatez” porque en estos casos “suelen darse altos niveles de competitividad”. Siempre que sea posible es oportuno realizarse un examen médico previo y ante cualquier síntoma de fatiga extrema acudir al especialista.
¿Solos o acompañados? ¿Cómo es mejor enfrentarse a la práctica deportiva? Recurriremos de nuevo al sentido común porque en el caso de deportes de cierto riesgo, como el montañismo o buceo siempre es mejor tener a alguien cerca. No ocurre lo mismo con el ciclismo o la práctica de carrera a pie, hacer running podemos hacerlo solos; eso sí, la compañía de una buena música que nos motive se agradece.
Casi siempre la solución a los problemas está en saber elegir bien y en el caso que nos ocupa escoger una actividad deportiva que nos guste y con la que disfrutemos. Como estrategia, apunta Manonelles podemos “practicar deporte en grupo, con amigos o con la familia. Esto mejora la adherencia a la actividad”.
Espero que hayamos superado el dilema al que nos enfrentábamos y que ¡Anímate! haya contribuído a elegir la mejor opción.