Cuando sientes que todo encaja, que tu propósito se ve cumplido, no más partidos intrascendentes, no más partidos de la basura, se acabó jugar por nada, o no tener opciones de hacer algo. La historia tiene grandes jugadores que no tuvieron la oportunidad de jugar por algo grande, de ganar títulos, en este caso de ponerse el anillo de campeones de la NBA, y Chris Paul empezaba a sentir que podía ser uno de ellos, que se le pasaba el arroz, que podía convertirse en un eterno amargado.
Sí, fui un gran jugador, sí fui All Star, sí tuve una gran carrera, pero qué gané. Qué grandes partidos se recordarán de mi carrera, cuál será mi historia en la NBA. El base de los Houston Rockets certificó el pase a su primera final de conferencia de la NBA con toda una declaración de intenciones, 41 puntos con 8 triples de 10 intentos, 7 rebotes y 10 asistencias, para liquidar a los mermados Utah Jazz, que bastante han hecho (en el quinto partido ya sin Exum además de Rubio). Chris Paul, uno de los mejores bases de la NBA de los últimos años tiene hasta otra expresión en su rostro. Su habitual mal humor y reacciones de malas pulgas se han visto suavizadas desde que aterrizó en Texas procedente de Los Angeles Clippers. Su misión está más clara. Paul tiene al fin la oportunidad que creía merecer (además de su megacontrato de estrella) y que los 12 años de carrera profesional en la NBA no le habían proporcionado. Una estrella sin firmamento en el que brillar para qué sirve, porque los mejores tienen que estar en los mejores partidos, debía decirse a sí mismo, pero la cuestión es que un año tras otro se acumulaban fiascos y frustración.
Chris Paul sabía que la operación que le iba a llevar hasta Houston y por la que los Clippers al menos sacaban jugadores a cambio de una de sus estrellas, le podía cambiar la vida. Aún con 32 años, Chris Paul tiene mucha carrera por delante, pero así como sus amigos Lebron James y Dywane Wade ya pueden presumir de anillos desde hace años, él ni tan siquiera ha visitado unas finales de la NBA. Ahora podrá luchar por ello frente a los Golden State Warriors en un duelo que va a ser algo así como un “duelo al sol” de grandes tiradores en el Oeste, la final de conferencia Oeste de la NBA.
Chris Paul ha formado con la barba James Harden un tándem temible en el backcourt de los Rockets, ambos jugadores comparten mando en el equipo aunque el gran líder y primera opción de Houston es Harden, pero por la forma de jugar de los Rockets no hay problema alguno en sus minutos juntos en pista. El pick and roll continuo, con los jugadores abiertos en los que todos son opciones de triple y un grande, el atlético Clint Capela, que puede aprovechar la continuación muy a menudo. Los Rockets son el clásico equipo que todos saben qué les va a hacer, y van y se lo hacen. Todos sus rivales saben qué va a hacer Houston, lo fastidiado es evitarlo. Paul ha matizado a un equipo cuyo ecosistema es el ataque y el triple, pero con menos enloquecimiento que hace un año.
Llega una final del Oeste que va a ser el Reino del triple, los Rockets y los Warriors tienen los mejores tiradores de la liga, ambos atacan, ambos tiran desde cualquier posición, ambos tienen jugadores que pueden alternarse en el papel anotador, ambos pueden correr y tirar, ambos juegan con hombres altos muy móviles, la batalla entre Warriors y Rockets se va a plantear palmo a palmo en cualquier baldosa , no habrá sitio que no deba ser cubierto, y eso es imposible. Así, los emparejamientos serán de lo más atractivos, habrá que ver quién se lleva los duelos particulares y quiénes son los más rápidos y certeros en disparar. Si los Curry, Klay, Durant, Draymond Green, Iguodala, Young… por un lado, o los Harden, Paul, Gordon, Ariza, Tucker, Gerald Green, Johnson,Anderson… por el otro. Ambos equipos saben lo que hará el otro, la cuestión es si se preocuparán en hacerles peores, en realmente neutralizarles, o esto será a calzón quitado a ver quién mete más puntos. Una final del Oeste que tiene todos los ingredientes para ser un espectáculo vibrante y apasionante.
Mientras tanto, hace ya unas horas que espera rival en el Este Cleveland Cavaliers que ha liquidado a Toronto Raptors por un insospechado 4-0. Nadie que hubiera visto la serie de siete partidos ante Indiana Pacerse en cuartos podía pronosticar que Lebron y sus chicos iban a derrotar con esta contundencia a los Raptors, otra vez. Lebron James ya es el jugador de estos playoffs antes de que se disputen las finales de conferencia, por el nivel al que ha jugado, por lo que ha construido, y por dejar algunas de las mejores canastas hasta ahora. Su rendimiento es superior al de liga regular, justo lo contrario de lo ocurrido a las estrellas de los Raptors, como DeRozan o Lowry. Serge Ibaka no ha jugado bien, pero al menos se queda con el consuelo de su mejor partido en el cuarto encuentro.
Lo más curioso de Cleveland es que se ha rehecho con la vieja guardia y tan solo uno de los jugadores que llegaron en Febrero, el base George Hill. Los otros tres no están aportando casi nada, y por ello es legítimo preguntarse si mereció la pena el intercambio y perder a algún jugador como Crowder, la respuesta la conoceremos en adelante. Los Cavs están jugando a un nivel altísimo, el mejor Kevin Love posiblemente desde su llegada a Cleveland, Jr Smith resucitado, Jeff Green aportando, el mejor Kyle Korver desde su llegada procedente de Atlanta… en suma, veremos si Hood, Clarkson o Nance tienen en adelante alguna importancia, sospechamos que sí. Puede que llegue su momento, como el de Calderón. En el caso del español, como el de Paul, tampoco había llegado hasta aquí, es lo que quería, y es donde queríamos verle. Por todo lo que ha sido, por todo lo que es como jugador José Manuel Calderón.