¿Cómo paras a un anotador compulsivo si tiene su día? Pues muy sencillo, de ninguna manera. Se trata de estar muy bien para que sus compañeros de viaje no te destrocen, para tratar de neutralizar el resto de amenazas, porque si por ejemplo Harden o Durant tienen el día, y suelen tenerlo muy a menudo, la tarea es casi imposible.
Si de lo que se trata es como en el cole de a ver quién puede más y enchufa más, hoy por hoy los Golden State Warriors siguen siendo el mejor equipo por los puntos que meten y los puntos que permiten. En frente están Houston Rockets que superó los 100 puntos en el primer partido de la final del Oeste.
Se preveía un duelo de tiradores, un duelo al sol en el más puro estilo western, algunos de los mejores anotadores del mundo están frente a frente en esta serie, y no defraudó el primer duelo al ofrecernos un intercambio intenso entre anotadores compulsivos, como James Harden y Kevin Durant.
Es un duelo de tiradores desde cualquier los Warriors y los Rockets, de espacios abiertos porque la amenaza puede llegar desde cualquier lado en ambas escuadras, y y eso incluye el mismo núcleo de la pintura aprovechando los aclarados que siempre hay para la barba Harden, el sobreesfuerzo defensivo es obligado, también para contrarrestar a los Warriors que saben resquebrajar también muy bien las defensas.
Los Rockets abren espacios para que Harden penetre y finalice él o aproveche la atracción para habilitar a Capela y jugar por encima del aro, o bien que Harden se frene y tire, y si eso ocurre hay un alto porcentaje de posibilidades de que acierte. Harden anotó 41 puntos (5 de 9 en triples), frente a él tuvo al jugador determinante del partido, una vez más, Kevin Durant, 37 puntos, 14/27 en tiros , 3/6 en triples.
Los Golden State Warriors fueron mejores que los Houston Rockets en el primer duelo de la final del Oeste, para algunos final adelantada, lo cual es decir mucho estando en el otro lado Boston y Cleveland, primer partido disputado en suelo texano pero que hizo buena la estadística de los Warriors con Steve Kerr como técnico, casi siempre ganan el primer partido de la serie. Y fueron mejores que Houston en un día menos afortunado de Stephen Curry sobre todo en el lanzamiento, hasta el punto de que el técnico reforzó a una de sus estrellas en el banquillo haciéndole ver que estaba haciendo las cosas bien y que ya entrarían los tiros. Incluso en una versión menos brillante el gran Stephen, anota 18 puntos, y si su quinteto de la muerte está mínimamente bien es muy difícil pararles. Teniendo en cuenta que el pívot pone tantas asistencias como el base, 9 de Draymond Grenn por 8 de Curry , la amenaza de los de la bahía puede llegar por cualquier lado, y eso para un equipo como Houston cuyo fuerte no es la defensa es un serio problema.
Los Rockets juegan a meter más que tú, el problema es que se han encontrado con un equipo que puede meter como ellos y que son más aplicados defensivamente.
Tienen muchos puntos en las manos los de la bahía, Klay Thompson por ejemplo, a gran nivel en este playoff 28 puntos y 6 triples en este primer partido. Por cierto está en conversaciones para su renovación y plenamente indentificado con el proyecto hasta el punto de posiblemente sacrificar unos pocos millones en su nuevo contrato para ayudar a mantener un bloque que busca su tercer anillo en este ciclo.
Con Durant los Rockets lo intentaron de todas las maneras , pero Durant no sólo es un gran tirador, no sólo es muy alto, además arma el tiro en cualquier posición y a gran velocidad como un jugador pequeño, como James Harden, además tiene muy mala uva y quiere ganar, es difícil descentrarle.
No sabes cuándo decidirá tirar porque lo puede hacer en cualquier instante, da igual si se va a la derecha o a la izquierda, si está de espaldas al aro, si deja atrás la línea de tres puntos o la cruza, Kevin Durant tiene en su cabeza llevar a los Warriors a su cuarta final consecutiva y probablemente nadie se lo impida, aun cuando los Houston Rockets tienen su equipo más ambicioso y talentoso de los últimos años. La final del Oeste no ha hecho más que empezar, y aún tenemos que ver a Stephen.