No le conocemos, pero ya estamos deseando que le vaya bien. Nunca hemos cruzado una palabra con él, y lo que sabemos es lo que los medios especializados documentaban sobre su potencial deportivo y cómo su carrera se vio frenada en seco, con un golpe violento en forma de enfermedad, de tal forma que se quedó fuera del Draft de la NBA. Jonathan Jeanne apuntaba a primera ronda del Draft de 2017, pero se lo impidió una extraña enfermedad que ya había irrumpido en la lotería que selecciona los mejores valores captados por la NBA con el caso Isaiah Austin en 2014. Esta vez se trataba de un jugador francés, el nuevo Rudy Gobert le llamaban, Jonathan Jeanne.
No le conocemos, no sabemos cómo es, si es buena persona o no, si es simpático o huraño, extrovertido o introvertido, generoso o mezquino, pero querríamos que las cosas salieran bien, y lo desean aficionados al baloncesto que han reaccionado tras anunciarse su fichaje por el Iberojet Palma de la liga LEB Oro, la segunda división del baloncesto español, las reacciones de expectación y deseo positivo se han sucedido.
No es difícil entender la capacidad que tiene el deporte para conectarnos con alguien de quien tan solo conocemos algunos datos y a quien has visto en imágenes de más o menos calidad. El «potencial, el podría ser, podría llegar a conseguir, el tiene esto, tiene lo otro » forman parte de la atención de los seguidores; pero para confirmar las expectativas, para cualquier cosa en esta vida, necesitas salud. La salud es el mayor bien de un ser humano, es lo que permite a una persona desarrollarse o lo que condiciona su vida, es aquello que le permite hacer las cosas que se ha propuesto, y es aquello que cuando falla puede forjar destinos muy distintos a lo que se había ideado, o truncar antes de tiempo una vida. Salud es lo que no ha tenido Jeanne para estar donde quería estar, un jugador de 21 años, 2:18 de altura y brazos interminables, con cierta fisonomía de espárrago, el nuevo «Rudy Gobert» le llamaban en Francia y así fue presentado en las prospecciones del Draft cuando se descubría su potencial.
Un jugador con poco peso lo que le permite correr de manera bastante coordinada el contraataque a pesar de su gran altura, su nuevo entrenador Félix Alonso habla de una envergadura de 2:30 dados sus larguísimos brazos. En ataque puede cargar el rebote más desde la distancia que bajo el aro dado su peso, y no es extraño verle tirar de fuera tampoco. En defensa tiene una gran capacidad de intimidación y su movilidad lateral es buena, de tal forma que puede aceptar cambios.
Pero todo lo que apuntaba, todo lo que quería hacer y todo lo que se decía de él se vio frustrado al serle detectado el dichoso Síndrome de Marfan, esa extraña enfermedad que afecta sobre todo a personas de gran altura como él, y que ponía en riesgo su corazón, se lo descubrieron en un chequeo en Chicago, y semanas después el jugador hablaba con calma, tono grave pero optimista sobre su situación, apoyándose en el caso de Austin para argumentar que podría volver a jugar.
Su alta médica se conoció meses atrás, algunos medios especializados recogieron la noticia, pero parecía haber pasado su momento, toda esa efervescencia que supone estar a punto de ser puesto en el mayor escaparate de talentos jóvenes del mundo, el Draft, había dejado paso al olvido. Parece que el teléfono de su agente no sonaba o que sus llamadas no tenían la respuesta esperada. No le llamaron tampoco de Francia, quien llamó fue Palma. Su fichaje está como cualquier otro condicionado a la revisión médica, en este caso aún más, los resultados médicos han sido examinados por un cardiólogo de Palma, todo está en orden, el fichaje está confirmado. Los pasos están dados para que se produzca el regreso al baloncesto de este jugador que destacó en el Nancy de Francia.
No le conocemos, pero cualquiera que tenga cierta empatía lamenta que una persona no pueda dedicarse a lo que ama, si es la enfermedad la que se cruza en el camino del deportista la empatía es aún mayor, todos sabemos que necesitamos salud, todos queremos que un deportista tenga la elección que acertar y equivocarse, de triunfar y fracasar, pero que tenga la oportunidad de hacer aquello con lo que nos puede deleitar.
Si sale bien porque la salud le respeta y puede rendir, su potencial puede auparle rápidamente dadas sus características a cotas mayores, estaría de paso por la LEB Oro; si sale mal el club habrá dado una oportunidad a un joven deportista que ha pasado un trance duro, y si juega pero su progresión no es la esperada igualmente el club contará con un jugador de características notables para esta categoría, y Jeanne al menos tendrá la oportunidad de hacer lo que le gusta.
No le conocemos, pero no quisiéramos por nada del mundo que no tuviera la salud suficiente para jugar. No quisiéramos que éste y cualquier otro proyecto de gran jugador cuyo camino recién comienza no llegara a serlo por un fallo sistémico en su salud.