Pongamos que un equipo domina el planeta baloncesto y provoca admiración en todo el mundo; pongamos que el mejor jugador del mundo está en un grande pero que teóricamente no tiene ninguna posibilidad de desafiar al campeón, pongamos que un grande de la liga soprende a propios y extraños sin contar con sus dos estrellas, y ahora las tiene; pongamos que un equipo disparatado pero capaz de convertirse en un torrente ofensivo contrata a un llanero solitario en retirada, pero que aún quiere brillar; pongamos que un tradicional equipo que tuvo jugadores de leyenda trata de recuperar esplendor con algunos de los mejores jóvenes de la liga. Pongamos que el mejor jugador de Europa, un espigado adolescente que ha dominado el baloncesto europeo en el último año, llega a un equipo en construcción dispuesto a pelear por dominar la mejor liga del mundo. Y así podríamos seguir. Pongamos que empieza la NBA 2018-19.
Quién le mandaba a Lebron James moverse a la conferencia Oeste a construir un equipo en el que apenas hay unos pocos jóvenes capaces de ser grandes en el futuro, y donde han reclutado una suerte de lista de” 12 del patíbulo”, jugadores de lo más estrambótico y que se supone van a ayudar a construir una cultura ganadora (yo lo creo al menos). Quién le mandaba a Lebron dejar el Este donde ha sido el más absoluto dominador y esto le ha permitido no sólo ganar anillos sino enfrentarse cada año al mejor de la conferencia Oeste hasta el punto de disputar ¡ocho! finales de la NBA consecutivas. Quién le mandaba a Lebron marcharse a una ciudad que parece más pendiente del showbusiness que del baloncesto, y sin embargo tiene una de los paladares más exquisitos del planeta baloncesto porque ha visto equipos de leyenda, estamos hablando de los Ángeles Lakers, pero donde sólo tiene que perder en la actualidad. Puede perder partidos, puede perder opciones de jugar por los anillos, puede perder apetito, puede perder motivación, puede perder la oportunidad de acercarse a Jordan.
Tiene tanto que perder Lebron James como de ganar dinero. Y puede que haya quien piense que su traslado es puro negocio, pero entonces estaríamos hablando sólo de la vertiente Lebron industria de entretenimiento y producto de consumo, pero no del jugador de baloncesto, y el jugador de baloncesto siempre ha jugado para ganar, para ser lo más grande posible y para ser cada año mejor, como así ha sido. James tiene, en efecto, mucho que perder, y ha decidido salir de su zona de confort, podría haber elegido cualquier destino, muchos de esos destinos le hubieran acercado bastante más a la posibilidad de ganar, pero no lo hizo. James pensó que iba a reconstruir una franquicia ganadora, al mismo tiempo que la Lebron Productions seguía expandiéndose. Y puede que haya acertado. Hay pocos deportistas que sean capaces de dar ese paso.
Mientras tanto, el monstruo de cuatro cabezas ya es el monstruo de cinco cabezas, y hay muy poquita gente que piense que Golden State Warriors van a perder el anillo y no conseguirán el three-peat, los tres anillos consecutivos, después de haber conseguido tres en cuatro años. La quinta cabeza del monstruo no llegará sin embargo hasta la segunda parte de la temporada, porque DeMarcus Cousins se recupera de una lesión en el tendón de aquiles y habrá que ver su estado y nivel a su regreso. Pero los Warriors no le necesitan para ganar anillos, es una fuerza talentosa adicional para seguir dando miedo a sus rivales.
Con Kevin Durant cada vez mejor jugador (si no era ya casi perfecto) , más certero, más agresivo, mejor defensor, más voraz y más fuerte mentalmente, con Curry siendo capaz de lo imposible por costumbre, Green y Thompson como piezas de artillería tanto en el fuego lejano como en la intimidación cercana, los Warriors parecen competir contra sí mismos. Bien es cierto que Houston Rockets les llevaron al límite, y que eso puede repetirse. Falta saber cómo encaja el llanero solitario que no fue leyenda en ninguna parte aunque sí consiguiera oros olímpicos, Carmelo Anthony. Si el llanero encaja en los cohetes de precisión que son los de Houston Rockets, obvia decir que el rival es temible para los Warriors. Ya lo fueron.
El viejo equipo del profundo Oeste, San Antonio Spurs, ha sufrido un cambio trascendental, el canje DeRozan- Leonard. DeRozan será pieza clave en un equipo que tiene que reinventarse, porque la vieja fórmula ya no está, sus protagonistas ya no están. La retirada de Ginóbili y la marcha de Tony Parker hacen que los Spurs ya no sean reconocibles, veremos hasta dónde llegan, simplemente son otro equipo.
Los explosivos Thunder tienen que demostrar si son algo más que dos jugadores extraordinarios como Westbrook y George, y un leñador haciendo el trabajo sucio, Adams. Tienen que construir equipo, y dejar atrás el decepcionante sabor de la pasada temporada. No basta el talento y las oleadas, deberán ser equipo. En la América profunda Utah Jazz intentará seguir siendo el equipo revelación, con el mejor Ricky que se recuerda en la NBA, y un equipo tremendamente ajustado en defensa y ataque a una idea de juego. Serán testigos de su evolución Raúl López, que ha vuelto como asistente del entrenador Snyder, y Katsikaris también técnico asistente.
Ha llegado al Oeste un joven imberbe, espigado adolescente llamado Luka Doncic, dominador a sus 19 años del baloncesto europeo, coleccionista de títulos y MVPs siendo un chico, y cuyo salto a la mejor liga del mundo era lo único posible. Salvo que las circunstancias personales se lo hubieran impedido por alguna razón, no cabía otra salida que su llegada a la NBA. Doncic puede seguir siendo importante, pero tendrá por delante un duro aprendizaje, falta saber si ese aprendizaje le lleva a ser un jugador importante o relevante, de los que hacen historia. Doncic está llamado a lo segundo, en función de lo que su dureza menta le permita incorporar a su ordenador de a bordo para ser mejor físicamente aún, más rápido aún , y más certero aún a más velocidad. No tenemos ni idea de ante lo que estamos ni qué llegará a ser Doncic.
En el Este, un equipo que ha sido cada año mejor y que se quedó a las puertas de la final de conferencia sin sus dos estrellas fichadas, ya las tiene, Irving y Hayward. Los Boston Celtics están entre lo mejor en defensa, y dominan varios aspectos del juego en ataque, son el equipo más emergente con sus jóvenes Jaylen Brown y en especial Jayson Tatum,y el oficio de Al Horford.
En el Este son tremendamente atractivos también los Sixers de Philadelphia, un viejo equipo que tuvo jugadores de leyenda en el paso y que ha conseguido reconstruir las ilusiones de la ciudad del amor fraternal. Los jóvenes Joel Embiid y Ben Simmons son dos de los mejores jugadores de la liga, puro espectáculo, jugadores para construir un equipo ganador. Mientras en el frío norte expectacion por lo que los Raptors consiguen en su jugada a una carta con la apuesta por Kawhi Leonard. Scariolo será testigo de su evolución. Y también en el norte, en Wisconsin, habrá que ver hasta dónde llegan los Bucks de Milwaukee con la gran estrella del presente y futuro, Giannis Antetokounmpo, carne de MVP, un jugador que ya no es el futuro, es puro presente y su baloncesto le permite hacer de todo, con un despliegue físico impresionante.
En todo caso, este año más que nunca la liga cae inclinada hacia el Oeste por el potencial de ambas conferencias.
¿Y los españoles?
Nueve como la pasada temporada. Con pocas certidumbres, muchas incógnitas sobre su papel y su futuro. Pau Gasol a los 38 querrá tener algo más de importancia en los Spurs, que falta por saber a qué van a jugar. Marc Gasol es pieza codiciada de traspaso en unos Memphis Grizzlies sin aliciente que van a perder. José Manuel Calderón tendrá su papel con un técnico que apuesta por él como Casey, su entrenador en Toronto, y dará buenos minutos en la rotación a unos Pistons en pleno cambio y con poder interior. Ricky Rubio como queda dicho está en el equipo idóneo para seguir amando el baloncesto, y no vale decir que porque en Utah no hay mucho más que hacer, porque se trata de una cultura de equipo que se ha construido. Serge Ibaka es pieza clave para Toronto y quiere siéndolo, su mejora en la media distancia le convierte en un jugador muy útil. Niko Mirotic lo hizo francamente bien en una extraña temporada tras su pase a Nueva Orleans, una pieza complementaria para Davis en un equipo que sorprende. Álex Abrines inicia tercera temporada en los Thunder, ha trabajado para ser mejor defensor y ganar consistencia y minutos, ser más empleado en los Thunder que necesitan jugadores como él que entiendan el juego. Willy Hernangómez ha trabajado para ser un jugador importante en un equipo limitado como Charlotte y Juancho también seguirá tratando de sumar minutos y puntos en unos Nuggets capaces de tener grandes noches con Jokic, y después pasar a la instrascendencia.