Harden, una barba de récord - Con Basket si hay paraíso
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Harden, una barba de récord

Toda gran individualidad cuestiona el principio de colectividad y éxito de equipo por el que se rige un deporte como el baloncesto. Los grandes jugadores hacen posibles los triunfos,es verdad, cambian el rumbo de la historia, convierten un equipo en ganador y en ocasiones si mezclan lo suficientemente bien con otros jugadores de talento y de trabajo un equipo de leyenda, pero cuanto mayor es el protagonismo de un jugador más pueden quedar en evidencia las virtudes del colectivo. Algo así está pasando con James Harden y los Houston Rockets. Claro que no es menos cierto que de no ser por Harden no estarían entre los cuatro mejores del Oeste ni habrían remontado como lo han hecho tras un mal arranque. Todo lo que pasa en Houston tiene que ver con la aparatosa barba de la NBA, y ahora luchando sin los otros grandes jugadores del equipo, Chris Paul, Eric Gordon o Clint Capela.

El mejor jugador de la pasada temporada en la NBA está hoy en boca de todos, noche tras noche, por su despliegue en la pista, un espectáculo ofensivo que es uno de los principales de alicientes de esta primera fase de campeonato de la NBA, la liga regular- El jugador que hizo de su barba su seña de identidad. Parece desde lejos tan postiza como el bigote de Groucho Marx, y sin embargo no sólo es real sino que no es obstáculo físico para desarrollar un juego ofensivo a la altura de pocos jugadores en la historia ,lo que ya parece una gesta.
Harden, el líder de los Houston Rockets, acaba de hacer historia al encadenar 17 partidos con más de 30 puntos (¡17!), superando a Kobe Bryant, lo asombroso es que en el décimo séptimo encuentro lo hizo ya en el primer tiempo de la victoria Rocket ante los Memphis Grizzlies de Marc Gasol. Al descanso llevaba 36 puntos, y tras haber tenido una mala noche ante Orlando, con un triple de 17 (todo buen escribano echa un borrón) lo cierto es que los porcentajes de la barba ante Memphis fueron buenos, en el 50%, para acabar con ¡57 puntos! tercer partido de esta temporada por encima de los 50 puntos.
Esto es una bestialidad, un día tras otro, noche tras noche siendo un gran anotador; son números que nos retrotraen a otra época del baloncesto, de Chamberlain o Baylor, o más recientemente el citado Kobe Bryant, otro anotador compulsivo que sin embargo tenía mayor cultura defensiva que la barba. Kobe también disfrutaba defendiendo y robando un balón, algo infrecuente en Harden, quien se desinhibe normalmente del trabajo defensivo para centrarse en el ataque.

Harden también es un anotador compulsivo,y ahora mismo un hombre récord, es el jugador que permite a Houston Rockets estar entre los mejores equipos del Oeste, y sin embargo no parece tener el mismo aprecio por parte de los aficionados a este lado del Atlántico. Sin Chris Paul, sin Eric Gordon lesionados, los otros dos grandes anotadores del equipo, y ahora también si su gran apoyo en la pintura, el atlético pívot suizo Clint Capela con el que burla las defensas continuamente, el barbasistema parece estar más legitimado que nunca, es capaz de generar sus tiros, tiene una fiabilidad asombrosa en el paso atrás en la línea de tres, mantiene una gran capacidad para hacer daño penetrando, ya sea para anotar o asistir, o forzar tiros libres. Por ejemplo en su actuación de 57 puntos tiró 18 veces desde la línea de personal con sólo un fallo. No hace nada que acaba de firmar el triple-doble de más de 40 puntos más rápido de la historia, en sólo 30 minutos, ante Cleveland.

¿Cómo se debe sentir alguien intentando evitar lo que saber que va a hacerte? ¿Cómo se sentiría un policía si supiera que a tal hora y en tal sitio se iba a cometer un delito y no pudiera evitarlo? ¿Cómo se siente un púgil sabiendo que su rival le va a hacer tal amago para conectarle su gran golpe, que ya ha visto cien mil veces, que sabe cómo es, que sabe cómo preparará ese golpe, y a pesar de todo lo encaja?

Porque lo increíble de James Harden es que aunque sabes lo que va a hacer, va y lo hace. Todo el mundo lo sabe. Es un jugador que domina el arte del engaño, en el que las apariencias embriagan a sus rivales, un jugador que no es nada de lo que parece. Porque parece vago y no lo es, porque parece lento y no lo es, porque parece un enclenque y no lo es, porque parece que juega al ralentí y tiene cambio de ritmo.

La barba más mortífera que se recuerda en el baloncesto moderno es lo contrario de lo que parece, y el engaño forma parte del arte de superar al rival. Algo que también intenta con los árbitros especialmente en la línea de tres, forzando tiros libres, aunque hace tiempo que está bajo vigilancia para no pitar falta de tiro cada vez que la barba lo forzaba.

La vigilancia se extremó, pero Harden continúa sacando tiros y sobre todo siendo imparable en su paso atrás (más allá de alguna vez no se hayan pitado algunos pasos). Harden se protege también en sus entradas a canasta, y quizá existe cierta permisividad en sus contactos como ocurre con algunas estrellas , también se ha dicho de Lebron. Hay detalles si, pero nada maquilla la capacidad de la máquina de precisión de James Harden ante el aro rival.

Quizá Harden no enamora por la reiteración de su juego, quizá porque su lenguaje corporal no gusta, o porque es lo que se considera un chupón, o porque defiende menos de lo que se le supone a una estrella, pero James Harden es un jugador descomunal que aún no ha conseguido ningún gran éxito  con los Rockets salvo su distinción individual del MVP, aunque sí tiene dos oros, olímpico y mundial con EEUU.  No es fácil la empresa en una conferencia en la que ha dominado Golden State Warriors que ha sido un equipo más completo, aunque los Rockets ya les llevaron al límite en la última final de conferencia.  Tal vez de no haber exisitido estos monstruosos Warriors de Durant y Curry, Harden y Houston ya habrían saboreado la gloria, quién sabe, mientras tanto su candidatura a mejor jugador de la liga vuelve a estar presentada, y eso sí es indiscutible.