Como nadie más sabe hacer, la NBA ha vuelto a elevar a un jugador a la categoría de leyenda. Uno de sus miembros, en este caso San Antonio Spurs, ha retirado camiseta de otro de los jugadores de su trío glorioso y más longevo (Duncan-Ginóbili-Parker),como ya hiciera con Duncan, Emanuel David “Manu” Ginóbili. Una retirada de camiseta que volvió a convertirse en un acto de respeto y admiración a un jugador.
La NBA lo hace como nadie, es cierto, pero te lo tienes que ganar como en ningún otro sitio. En la NBA el respeto al jugador es máximo, pero no regalan nada. Gloria al juego y gloria al artista, lo tienen claro, pero hay que ganárselo. No se regalan elogios ni se regalan ceremonias de retirada de camiseta, y más si eres extranjero. Llegas a un país, un gran país, con una gran cantidad de talento y de jugadores, tienen de todo y como tal y aun siendo un país de inmigrantes no está claro que el jugador llegado de Argentina, de España, de Eslovenia, de Alemania, de China, de Nigeria o de donde sea, pueda enseñarles algo, o pueda ser alguien relevante y ganarse un hueco en el corazón de la gente.
Los cracks que llegan por ejemplo de Europa y que tienen ganado se supone un estatus, en realidad tienen que empezar casi de cero. No importa lo que hayan ganado en Europa, allí la carrera NBA se labra en la pista y no con el currículum. A Ginóbili tampoco le regalaron nada, se lo ganó él. No hay mayor tesoro que el testimonio que recordaba Tim Duncan para explicarlo: “Entrenador Pops, ¿hemos drafteado a Ginóbili? ¿quién es Ginóbili?” El inexpresivo Duncan fue más expresivo que nunca en la ceremonia para contar cómo ese argentino de Bahía Blanca se ha ganado el pedestal que ahora tiene en la liga, el respeto de absolutamente todos, y su camiseta ya luce en lo alto del pabellón de San Antonio (Texas). Tiene su camiseta en lo alto ahora Manu como la tiene Duncan claro, como la tiene Robinson, Bowen o como la tiene Gervin por citar algunos de los 9 jugadores que tienen su número retirado en los Spurs.
La ceremonia de retirada de camiseta de Ginóbili es un ejemplo de tributo a un jugador, pero también es una muestra de respeto de ese jugador hacia su propia historia de crecimiento, de hacerse un hueco partido a partido, entrenamiento a entrenamiento. Con su competitividad, su deseo de ganar, su honradez en el juego, su respeto al juego. Una muestra de respeto a lo que le ha dado la NBA, a lo que le ha dado la ciudad, y a lo que le ha “robado” a su gente. El deportista egoísta que ahora es un esposo y un padre que quiere prestar más atención a su familia que a su actividad, que reconoce que ha sido muy importante la carrera que se ha labrado, pero que por el camino ha descuidado a su gente, a lo que más quiere. Quién con un mínimo de sensibilidad y empatía no siente identificado con sus palabras, da igual a lo que se dedique.
Y luego está la importancia de la patria común que tenemos hispanoamérica y España, la lengua española. Puede que para nosotros a este lado resulte algo anecdótico que durante algunos minutos de su gran discurso, Ginóbili hablara en español, hablara a su familia, y hablara a la comunidad hispana no sólo argentina en el pabellón, y a través de televisión, en español. No lo es, no es ninguna anécdota.
En un país en el que el ciudadano que habla española es mirado con recelo en algunos lugares, en el que la comunidad hispana es considerada por algunos (nunca se puede generalizar) como de segunda categoría, y en el que lo hispano se ha estigmatizado en la era Trump por los mensajes despectivos y supremacistas del actual presidente y sus seguidores, el discurso en español de Manu tiene un doble valor. Ginóbili es un inmigrante de éxito en EEUU, es uno de esos deportistas de élite al que nadie mira por lo tanto por encima del hombro, pero las personas a las que se dirigía él quizá sí han sufrido esa mirada por encima del hombro.
Finalmente, por encima de lo que ha ganado Ginóbili con los Spurs, que es mucho, cuatro anillos, infinidad de partidos, un año tras otro disputando playoffs, está lo que Ginóbili transmite como deportista: honestidad, competitividad, profesionalidad, compañerismo, son palabras que en el caso del argentino no son huecas. Ginóbili da una suma que no es fácil encontrar en grandes deportistas: deportista + persona. Transmite como deportista y como persona, y eso le convierte en uno de los mejores deportistas argentinos de todos los tiempos.