¿Qué le ocurre? Es fácil ver cuándo un jugador no es feliz, cuándo no está a gusto, cuándo todo es demasiado forzado. La aventura de Kyrie Irving en los Boston Celtics puede haber terminado ya con la eliminación en la semifinal del playoff por un contundente 4-1 de Milwaukee, que ha resultado un batacazo en toda regla para los orgullosos Celtics.
La eliminatoria verde ha sido claramente para los de Wisconsin, para el equipo de Giannis Antetokounmpo que ha emergido cual gigante verde en este playoff para cumplir su misión, llevar a su equipo a la final del Este y después buscar el anillo. Antetokounmpo ha emergido como la estrella que es, sólo fue neutralizado en el primer partido de la serie, después él y los Bucks han sido superiores y han ganado cuatro partidos seguidos. Por contra, en la acera de en frente la otra estrella de esta semifinal del Este, Kyrie Irving ha continuado en un estado depresivo-melancólico.
No es feliz, no se le ve a gusto, algo no encaja en los Celtics, Kyrie Irving es uno de los mejores jugadores de la liga, un jugador superlativo, creativo, el mejor manejo de balón de la liga, el mejor crossover, imparable en penetración, un driblador consumado, un gran tirador, gran visión de juego, pura magia. Pero la magia se esfumó en su estancia en Boston. Se ha convertido en un funcionario, en un jugador triste, apagado, es como si algo no mezclara en un equipo que hace de su reparto de esfuerzos su razón de ser. Sus horas parecen estar contadas en el estado de Massachusetts, porque por mucho que el técnico Brad Stevens diga que su trabajo no ha sido bueno, asumiendo la decepción de no llegar ni a la final de conferencia, todos se han encargado de ponerle cara al fiasco de los Celtics, el rostro de Kyrie Irving.
El fantástico jugador no ha sido la estrella que debía liderar a su equipo, no ha resultado determinante, pero cuando te barren 4-1 es simplificar demasiado ajusticiar a un único jugador. Esto queda para los detractores de Lebron James al que culpan de cada anillo que no gana, porque Lebron es quien hace que un equipo mediocre pueda aspirar a todo. En el caso de James los términos son absolutos, o todo o nada. O es el héroe o es el fracasado.
Kyrie Irving si algo ha comprobado es que sin la gran sombra de su ex socio de equipo, Lebron James, está uno muy descubierto. Que no es lo mismo ser la segunda estrella que la primera, que no es lo mismo ser el jugador que desatasca o que secunda al líder que ser el líder. Es justo lo que quería Kyrie, ser el líder de un proyecto, pero ha sido su huida de la sombra de James lo que le ha hecho descubrir cuan lejos está aún de ser ese líder, y cuánto llueve sin ese árbol al que arrimarse. Tampoco sabemos con exactitud cuál es su estado físico, porque sus rodillas vienen de un castigo importante de todos estos años y dado su juego desequilibrante de escorzos, cambios de dirección, frenadas y arrancadas constantes.
En el debe de Boston Celtics está el haber traicionado de alguna forma el espíritu con el que han construido su equipo. Prescindieron de Isaiah Thomas cuando estaba en su mejor momento, tal vez porque sabían de sus problemas físicos, pero cuando era un jugador que acumulaba puntos, tal vez por lo que acumulaba y porque amasaba el balón, y buscaron un juego más de pase. Pero se atascaron en la figura de Kyrie Irving, una maravilla de jugador pero al que no le puedes pedir que toque el balón en instantes mínimos. Así las cosas, si ese manejador no está en su mejor momento o la química de equipo no es adecuada, el fiasco está servido.
El fracaso esta temporada de Boston Celtics no es el fracaso de Kyrie Irving, pero Kyrie Irving sí ha fracasado consigo mismo en su intento de ser un gran líder que haga luchar a un equipo por el anillo. Hace un año se lesionó, este año no ha estado a la altura. Quizá esto ayuda a valorar lo que viene haciendo un año, y otro, y otro, y otro Lebron James. Él sí lidera a su equipo cada año, sí le ha llevado a la final durante ocho años, unas veces más acompañado que otras. «Porque ha tenido suerte y no se ha lesionado». Casualmente Lebron James se lesiona poco, muy poco, pero nadie con un mínimo de frialdad en el análisis puede atribuir eso al azar, un jugador que siempre está ahí, que juega una barbaridad de minutos, que es sólo físico decían, ¿y no se lesiona? cómo es posible…
Kyrie Irving es un fantástico jugador, maravilloso, y tal vez su gran éxito de esto año es haber fracasado, es haberse dado cuenta de su vulnerabilidad aún como jugador, de que siendo muy bueno le queda camino por recorrer, que para liderar un equipo hacen falta más cosas, que no basta con ser bueno, hay que ser competitivo, ser duro mentalmente, no lesionarse, responder un día tras otro, ser capaz de guiar a los compañeros y ganarse su credibilidad y confianza. Demostrar que él es quien va a acudir al rescate cuando vengan mal dadas. Sus dos días seguidos con 1/7 en triples habla muy mal de él, un 14% en triples en dos partidos, y un 21% en la serie ante Milwaukee.
Kyrie Irving posiblemente haya aprendido más este año que las pasadas temporadas, y si esta experiencia en su aventura verde le ha ayudado a crecer como jugador no habrá malgastado su tiempo en Boston. Sus admiradores y los de Lebron sueñan con un reencuentro en los Lakers, sería como el retorno del hijo pródigo cuando tal vez haya aprendido a valorar qué tenía y a qué renunció.
Cuidado con Kevin Durant.-
Kevin Durant se ha lesionado en el gemelo en el quinto partido de la semifinal del Oeste entre Golden State Warriors y Houston Rockets. Ese gemelo puede estar roto, y eso significaría un duro palo para el campeón que podría perder serias opciones de revalidar el anillo. Durant es mucho más que uno de los anotadores de los Warriors, es el jugador clave en los últimos dos anillos de los de Oakland.
Y esto nos hace recordar lo ocurrido a la inversa hace un año en la final del Oeste entre estos mismos dos equipos. En un final agónica como está siendo esta semifinal, Chris Paul se lesionaba al final del quinto partido y con 3-2, Houston acabaría perdiendo esta final. El motivo no fue otro que la lesión de Paul. En este caso, quién sabe si podría ocurrir lo mismo pero a la inversa, con 3-2 a favor pero sin Durant, los Warriors necesitan un paso adelante de los splash brothers Curry y Thompson, pero tampoco se sabe si les alcanza con un banquillo peor. La serie está apasionante.