No hay competición en el mundo que pueda cambiar los protagonismos del modo que lo hace la NBA de un año a otro; en esta ocasión ha sido incluso más exagerado el cambio de roles tras un verano enloquecido en la agencia libre. No se recuerda nada igual, un mercado con tantísimos movimientos y de ese calado. Tras el aterrizaje de Lebron James en Los Ángeles el año anterior parecía que nada podría comparársele, pero un año después el mapa de la NBA ha cambiado por completo y ha convertido esta temporada 2019-2020 en la más apasionante de los últimos años.
El bipartidismo, el duelo de poder antagónico Warriors-Lebron de estos años abrió la veda en el Este el año pasado; tras la toma por parte de los Raptors, la liga ha dado paso a una atomización de la liga que seguramente obedece más al propósito y filosofía de la propia organización, esto es, eludir concentraciones de poder en una sola ciudad, en un solo equipo. Es cierto que los Golden State Warriors han sido los grandes dominadores del último lustro, eran los grandes favoritos un año tras año, un monstruo de cinco cabezas tras la llegada de Durant a un equipo ya de por sí poderoso, y que el contrapoder lo ejercía la figura de Lebron James y sus proyectos en los Cavaliers. En ese lustro los de la bahía se han puesto tres anillos en las manos y han perdido contra pronóstico ante Cleveland y este último ante Toronto.
El mapa hoy es otro, los focos de poder están repartidos por la geografía norteamericana, y eso comprende además de Estados Unidos a Canadá aunque Toronto haya perdido a su estrella, Kawhi Leonard, porque nadie se atreve a descartarles, no debería. La NBA ha cambiado su configuración de dos poderes hegemónicos para dar paso a un poder repartido; las piezas se han movido por diferentes equipos hasta el punto de concentrar talento relevante en diferentes ciudades y equipos, pero no el suficiente como para ser colgarse la etiqueta de gran favorito a nadie. Porque en realidad, ¿hay alguien entre los candidatos que parezca realmente superior al resto?
Se puede hablar de estadísticas, se puede hablar de gustos, se puede hablar de intuiciones, pero no de certezas. Sabíamos que un equipo campeón era gran favorito, sabíamos que los Warriors podían no ganar si no estaban bien, pero nadie dudaba de que eran los favoritos. Este año hay muchos desafiantes para un trono que en realidad parece no tener Rey, porque si bien Toronto es el campeón, ha perdido a su mejor jugador, Kawhi Leonard, por lo que parece un Rey autodestronado o que ha abdicado, lo que no equivale a decir que no tenga potencial para volver a pelear por el anillo.
La liga, decíamos, ha cambiado su configuración y ha pasado a ser una guerrilla de binominos. La liga de las parejas, pues en una decena de equipos hay un binomio de poder que quiere conquistar el trono. La potencia de fuego que sumen las parejas más la profundidad de sus plantillas y la capacidad defensiva arrojarán el resultado.
Leonard y George en los Clippers, Lebron y Davis en los Lakers, Harden y Westbrook en Houston, Doncic y Porzingis en Dallas, Curry y Russell en San Francisco , Lillard ,McCollum en Portland, Jokic y Murray en Denver, en el Oeste. Mientras en el Este Simmons y Embiid en Philadelphia, Irving y Durant (cuando vuelva) en Brooklyn, Tatum y Walker en Boston, y finalmente la plaza del MVP, Milwaukee, Antetokounmpo, con un equipo parecido al de la pasada temporada, entre los candidatos. Por cierto que aunque no tan considerada por el periodismo, la pareja Lowry-Marc Gasol podría ser otro binomio, sin excluir a Siakam, un jugador cuyo crecimiento le puede llevar esta temporada a la categoría de estrella definitiva y hacer olvidar a Leonard.
En el Oeste hay proyectos que llevan tiempo amagando como Denver, Utah o incluso Portland, pero que no han llegado a ser alternativas de poder,en todo caso serán grandes animadores, como los Pelicans con el número 1 del Draft Zion Williamson, quien por cierto no empieza la liga por lesión. Y a todos ellos se añade Dallas con la pareja europea de mayor talento en mucho tiempo, Doncic y Porzingis, otro equipo que puede ser muy divertido de ver.
Por otro lado en el antiguo campeón, ahora en fase de renovación tras la marcha de Kevin Durant, Stephen Curry perfecciona su entendimiento con el joven D’Angelo Russell, un jugador que ha explotado más allá de lo que su carácter errático inicial en los Lakers pronosticaba, una decisión de la que quizá se arrepientan en el Staples. Sin compartir tanto liderazgo con Durant, la versión más deliciosa de Curry tal vez asome.
Una liga en la que los equipos no parecen poner paños calientes cuando los jugadores adoptan posiciones díscolas o indisciplinadas. En nuestra cultura de superprotección de los deportistas, parece impensable que un equipo comunique que suspende por indisciplina o mal comportamiento a un jugador que no va a jugar un partido o varios, y que se tilde el comportamiento del aludido como inaceptable. Sería catalogado de humillación pública. Es justo lo que ha ocurrido en Miami Heat con Dion Waiters en palabras de su presidente Pat Riley.
Entre los españoles la décimo novena temporada de Pau Gasol, ahora en Portland, el equipo de más tradición de españoles NBA, aún recuperándose de su intervención, lo cual dada su edad es un hándicap. Tras la lesión en el pie que le impidió tener protagonismo con Milwaukee, quiere volver a disfrutar ahora en Oregón. Ricky Rubio ha cambiado de equipo con un gran contrato y el MVP del Mundial aterriza en Phoenix (Arizona) y un proyecto hasta ahora errático que al fin parece tener una dirección. Dispuesto a construir un nuevo equipo, y en el mejor momento de la carrera del base, Rubio será uno de los líderes. Juancho y Willy Hernangómez necesitan más protagonismo en Denver y Charlotte aunque son jugadores mentalizados para aprovechar sus minutos, motivados ante el desafío de ganarse su futuro en la liga y la dosis de confianza que les da ser campeones del mundo; mientras Ibaka y Marc Gasol seguirán siendo piezas vitales de los Raptors.
Tras marcharse Mirotic en la decisión más indescifrable de los últimos años en la NBA y la situación personal atravesada por Abrines (ambos ahora mismo importantes y felices en el Barcelona), queda por conocer el futuro de José Manuel Calderón. Tras el poco protagonismo de estos últimos meses el extremeño parece haberse quedado fuera de las preferencias de los managers aun cuando su profesionalidad y vocación de servicio están fuera de toda duda. El jugador muestra imágenes de su trabajo para mantenerse activo y atento a oportunidades de mercado. Ojalá una franquicia cuente con él.
En definitiva, asoma una temporada apasionante en la NBA con la confianza depositada por parte de la organización en que el desarrollo del juego y el propio espectáculo sean el antiinflamatorio y sanación de la crisis abierta en China, un mercado importantísimo para la privilegiada economía de las franquicias NBA. El comienzo de la liga es el mejor bálsamo para que todo se normalice mientras en la liga una decena de proyectos nacen con la intención de disputarse el poder y la gloria.