Doncic, el genio que vino del futuro - Con Basket si hay paraíso
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Doncic, el genio que vino del futuro

El debate no está en su presente, sino en su futuro. Y como el futuro no está al alcance más que de aquellos que escriben su historia con pasión, talento y determinación, nadie salvo Luka Doncic es capaz de saber quién será en el futuro. En realidad juega con ventaja, porque Doncic ya viene del futuro. Su presente luminoso es pura diversión para la NBA y el mundo del baloncesto. Un goce diario porque no sabes qué día la armará. En realidad cada momento que pasa alumbra un jugador mejor, algo propio de jugadores escogidos, quizá porque viene de algún lugar en el que debió conocer la sabiduría.

Luka Doncic es mejor en cada partido que juega, y juega mucho, como corresponde a su juventud y su voraz apetito baloncestístico. Pura diversión para el esloveno criado en el Real Madrid que es el guía de los Dallas Mavericks, hace lo que se espera de él. Dirige con esa madurez impropia, en realidad Doncic es un sabio que acumula años de experiencia baloncestística que no ha tenido en el cuerpo de un veinteañero.

Un jugador de algo más de dos metros que juega de base en el cuerpo de un alero y con el aplomo de un veterano,  que asume el balón y la responsabilidad, que dirige y elige lo mejor siempre, que absorbe los contactos, de espaldas anchas y hombros fuertes como Lebron James, forjado ya en grandes responsabilidades en su etapa en el Real Madrid, en baloncesto de mucho contacto y defensas tupidas, sus ojos detectan con facilidad cualquier espacio. Su ordenador de a bordo es capaz de predecir un segundo antes el futuro cual Minority Report, y su cuerpo es capaz de aguantar el contacto. Es un falso lento, parece que avanza a un ritmo que no presentará problemas para la defensa, pero ésta llega siempre medio segundo tarde, y cuando hay contacto suele acabar en falta del defensor. Es un fintador nato, engaña con el cuerpo, engaña con el pase, con el tiro, con la cabeza, Doncic hace del baloncesto algo natural, es su hábitat natural. Cuando alguien hace las cosas tan fácilmente es que se divierte con lo que hace. Es alguien nacido para esa misión, y su misión no se detiene. Falta conocer a dónde nos lleva su misión.

Algunas veces hemos soñado que teníamos una gran habilidad en alguna práctica, ya fuera un deporte o una profesión, que en en la vida real no es tan así. En el caso de Doncic es como si aquello que él soñó fuera realidad. Soñó que se codeaba con los mejores jugadores del mundo, que hacía grandes cosas en los grandes pabellones, que levantaba copas (las levantó con el Real Madrid ya) también en la NBA. Todo lo soñado parece tomar forma, porque en realidad es como si siempre hubiera estado allí. Pero no es así, ha empezado su segunda temporada, y toda esa experiencia que no tiene pero que transmite su juego maduro se materializa en números imposibles. Nadie ha hecho con 20 años lo que hace Doncic. Con 14 triples-dobles en la NBA, duplica los que habían hecho Magic Johnson y Lebron James antes de cumplir 21 años.

El esloveno promedia casi un triple doble en la presente temporada, lleva ya siete, ha sido el jugador que ha necesitado menos minutos para hacer un triple-doble de 35 puntos, y lo ha hecho en tan solo 25 minutos. Doncic ha recogido las cenizas de un equipo campeón que ha ardido, los Golden State Warriors, y las ha esparcido. El equipo campeón ha fallecido, hoy es un recuerdo, aunque algunas de sus estrellas volverán, pero hoy es un equipo huérfano y finiquitado; Doncic les ha metido en 17 minutos 33 puntos, en el primer cuarto ya 22 puntos.

Lo que hace el astro esloveno oscurece al otro gran fenómeno de segundo año que ha dado la NBA, Trae Young. Si Doncic no estuviera en la NBA, Young sería el mejor talento llegado a la NBA en los últimos años. Un gran anotador, de gran visión de juego, gran fintador, gran tirador, un jugador imaginativo y espectacular, también en un equipo en reconstrucción, Atlanta, como Dallas con Doncic y Porzingis. Trae Young es uno de los tiradores de nueva generación más increíbles. Anota con una facilidad pasmosa triples desde nueve metros o más, con un 36% en el tiro de 3, por un 33% en el caso de Doncic. Pero es que el esloveno promedia casi un triple-doble: casi 30 puntos, 10.6 rebotes y 9.4 asistencias.

Doncic es único, en realidad todos los seres somos únicos, pero cuando hablamos de deporte surge inmediatamente la pulsión de la comparación, es irresistible al paladar del espectador. Doncic hace cosas que nadie había hecho a su edad, y eso le hace aún más único. Cuando vimos aparecer a Jordan pensamos que nadie sería como él. Y es posible, pero también se decía de Magic, Bird, Jabbar, Kobe, pero hoy los Lebron, Curry, Durant, Harden, Antetokounmpo… hacen cosas increíbles un año tras otro.  Cuando apareció Drazen Petrovic se dijo que nunca volveríamos a ver un talento natural como él. Pero hoy, quién lo iba a decir, 26 años después de la marcha del genio de Sibenik (Croacia), ilumina el baloncesto otro joven genio de Ljubiana (Eslovenia), alguien que quizá deje en absurda cualquier comparación dentro de unos años. Porque sólo él conoce quién será en el futuro, es lógico, viene de allí.