El baloncesto es aquello que sucede mientras los aficionados proyectamos nuestros sueños, nuestros temores, nuestros deseos, nuestros lamentos, nuestras alegrías. Si el baloncesto se ganara antes de elevar el balón en mitad de un círculo central, los aficionados de los Lakers en Estados Unidos y todo el mundo estarían celebrando un nuevo anillo. También España estaría celebrando un nuevo campeonato para nuestro baloncesto, un nuevo anillo de la familia Gasol.
Sucede sin embargo que el baloncesto como cualquier otro deporte se juega sudando la camiseta y con toneladas de talento aplicado al esfuerzo, exige mecanismos de precisión de ataque y defensa que logran que un equipo funcione, suceden mil variantes que permiten que un equipo llamado a ser campeón lo consiga, pero también que no lo consiga.
A esta hora aún no se ha producido el anuncio oficial del fichaje de Marc Gasol por Los Angeles Lakers pero el «ilusiómetro» está disparado llegando a las estrellas. Anda el ilusiómetro por algún lugar lejano, aquel del que llegó ET, el español de Sant Boi que ni Montes ni nadie sabía de dónde había salido para ser tan alto y tan bueno, para impresionar en la NBA. Sí, definitivamente en ese lugar lejano alguien debe estar mirando con una sonrisa en los labios sin perder detalle de lo que está ocurriendo aquí abajo.
Son tantos ojos mirando, es tanta energía llegada desde algún lugar y empuja este proyecto hábilmente monitorizado por Rob Pelinka y liderado por el mejor jugador del mundo, Lebron James, que parece un guión demasiado perfecto. Marc Gasol estaba en Toronto ante una sensación tal vez de ciclo cerrado, ciclo corto pero intenso, un anillo, y un año interrumpido por una catástrofe sanitaria y humanitaria mundial. Sus sensaciones en la burbuja de Orlando no fueron buenas, no llegó posiblemente como hubiera querido.
Pero Marc Gasol ya lo ha hecho antes. Tiene 35 años, pero su capacidad para ponerse a punto, exactamente en el punto óptimo que le permite chocar sin ser pesado, y que le hace estar rápido de piernas y de cabeza. Ya lo ha hecho antes, es lo que esperarán de él los Lakers, el entrenador Vogel y el líder Lebron James. Algo de despiece parecía verse en Toronto, los dos españoles han cambiado el frío de Toronto, Canadá, por el sol de California, curiosamente a los dos rivales, Ibaka a Clippers y Marc a los Lakers. Ambos ganarán bastante menos de lo que venían ganando, pero en el caso de Marc es un momento de su carrera en el que pesa más ganar partidos que dólares aun importando estos.
Marc Gasol llega a los Lakers en un momento de su carrera distinto al de su hermano Pau. Cuando el mayor fue reclutado por Kobe Bryant había alcanzado su tope en Memphis, estaba en plenitud y el objetivo era ser campeones, Kobe le quería para ser campeones. Fue el momento perfecto. Marc llega sabiendo ya lo que es ser campeón, en la madurez y dispuesto a agotar su último ciclo en la NBA peleando de nuevo por el anillo.
Pau tuvo una sociedad fantástica con el mejor jugador del momento, Kobe Bryant y el apoyo de un ala-pívot en el mejor momento y de lo mejor de la liga, mejor sexto hombre entonces, Lamar Odom, además de jugadores con experiencia y liderazgo como Derek Fisher. Marc Gasol forma pareja con el mejor jugador del momento, Lebron James, y tambén con el mejor ala-pívot de la NBA, Anthony Davis, más refuerzos dentro y fuera.
Los Lakers han reforzado el perímetro, pues la fortaleza de los campeones fue la sociedad Lebron-Davis, su disciplina defensiva, su capacidad dentro y para correr y un Lebron extraordinario, apoyado por un Rondo para todo. El déficit estaba en el juego exterior con Danny Green irreconocible y la falta de un base anotador, si bien Rondo estuvo sublime. De ahí los cambios de piezas de Pelinka que ha incorporado a un director con puntos como el alemán Dennis Schroder, y a un veterano especialista tirador como Wesley Matthews. La llegada de Marc Gasol que ha excitado a Magic Johnson, como seguramente a toda la Laker nation, se completa con el intercambio de otro interior, el mejor sexto hombre de la temporada, llegado del vecino, Montrez Harrell, gran defensor y lleno de energía para atacar. Las piezas sacrificadas son Howard que firmó por los Sixers y McGee que acaba en los Cavaliers. Por fuera, salen Rondo y Bradley y llegan los mencionados Schröder y Matthews. Es verdad que llegan dos veteranos como Marc y Matthews, pero también llegan jugadores en su plenitud física como el base alemán y Harrell.
Los movimientos están hechos, el equipo es extraordinario, y falta le va a hacer a los Lakers porque va a tener rivales temibles un año más para hacerse con el anillo. Además retiene a Caldwell-Pope, Kuzma y Markieff Morris.
Ha sido un mercado movido para los jugadores españoles, sólo Juancho sigue en el mismo sitio. El menor de los Hernangómez firma tres años y 21 millones en Minnesota y encima recibiendo a Ricky Rubio. El base como queda dicho fue traspasado vía Oklahoma desde Phoenix. Willy cambia Charlotte por Nueva Orleans junto al pujante Zion Williamson y que ha recibido a Adams también. Falta saber qué ocurre con Pau, cuyo regreso alguna vez a una pista es una incógnita.
Es demasiado bello, este cuento es demasiado hermoso, Marc Gasol, otro Gasol, siguiendo la estela de su hermano en la franquicia púrpura y oro, cerrando su propio círculo a los 35 años, tras haber sido elegido por Los Angeles Lakers hace 13 años a cambio de su hermano Pau. Tal vez las miradas desde el cielo hayan tenido algo que ver, ¿o es que alguien subestima el poder de Kobe Bryant, sea en este o en otro mundo. Marc Gasol seguramente no, aún recuerda sus palabras : «juegas unos años en Memphis y te vienes con nosotros». Y una gran sonrisa, la misma que tiene ahora mismo esperando que Marc continúe junto a Lebron una gran obra que él contribuyó a construir y que está moldeando su hombre de confianza de siempre,Pelinka. El baloncesto es todo aquello que sucede mientras soñamos.