La NBA no puede ser el modelo para el fútbol europeo - Con Basket si hay paraíso
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La NBA no puede ser el modelo para el fútbol europeo

Anda el fútbol europeo patas arriba por la decisión unilateral, sin consenso ni negociada con el resto del fútbol, de crear por parte de los ricos una liga de ricos. Una competición con alguna invitación aislada para un banquete pensado para que los que tienen la mejor mesa sigan teniéndola.
Escudándose en aquello de que son los que generan, los que tienen tirón, los que enganchan a medio mundo, los que hacen posibles las audiencias, el negocio para todos y el interés general.
Parten de una idea equivocada, ser los mejores sólo es posible habiendo llegado hasta ahí con esfuerzo y mérito deportivo. Es decir, para ser los mejores tienen que haber partido en igualdad de condiciones de una línea de salida con el resto, aunque hubieran ganado quizá por tener mejores zapatillas, mejor musculatura o mayor fortaleza, pero eso forma parte de la meritocracia. Para ser grandes un día tuvieron que ser como los demás.
Porque ganaron mucho es por lo que consiguieron hacerse grandes, nada que hubiera sido un privilegio de clase les hubiera dado la gloria y el palmarés que hoy tienen, pongamos que hablamos del Real Madrid, el Barcelona o el Atlético de Madrid. Lo mismo en los hasta hace poco tradicionales equipos ingleses que forman parte del proyecto de Superliga.
Dice Florentino que el fútbol está en peligro, que está quebrado, que esta crisis se lleva por delante todo si no consiguen generar más ingresos y es posible que nadie como él sepa de números. Nadie discute que sabe de lo que habla, de lo que se discute es de los medios para conseguir la prosperidad y de que lo que él tiene en mente sea bueno para los demás y para este deporte.
Si la prosperidad de su club es más ruina para el resto del fútbol, si sus ganancias son más pérdidas para el producto liga, para el resto de equipos, no parece una buena idea. Si cualquiera que se lo gane en el campo ya no va a poder disputarse el derecho de estar entre los mejores, esos clubes y su liga, que es la nuestra, también perderán valor, porque tienen un techo que no pueden rebasar.
Pero hay algo mucho más importante que el dinero capaz de generar una competición. Es para quién juegan, y el fútbol parece haberse olvidado, mejor dicho sus dirigentes, de para quién juegan. Pensando que sus equipos interesan en todo el mundo y que un aficionado puede estar en Nueva Delhi, dejan de pensar en el que tienen en Madrid o Barcelona o resto de España. Olvidan estos dirigentes que son empresas cuyos clientes no son tipos que compran, que también (la camiseta por ejemplo), que son en realidad consumidores de emociones, de sentimiento. Se hicieron de su equipo para ponerse en su piel, para ponerse su camiseta, para vestir sus colores, para sentir orgullo de pertenencia. Para sentir ese orgullo el aficionado necesita saber que es importante para ese equipo, que le importa algo. Él va a estar ahí gane o pierda, e incluso si el equipo está en Primera o Segunda. Incluso si cae hasta el fondo de los infiernos.
Qué hace que el Liverpool sea seductor en medio mundo, incluso para gente que quizá ni pueda ver a los ingleses o no haya puesto un pie en su vida en Inglaterra: que sienten esa conexión equipo-aficionado. Cuando tú percibes una conexión, eres capaz de identificarte aunque parezca que ni te va ni te viene.
Horas después de conocerse el lanzamiento de la Superliga por parte de su club el Liverpool, algunos aficionados pusieron en la verja de Anfield «RIP,el Liverpool ha muerto». Puede parecer una gran exageración, fruto de un calentón y el enfado del momento de unos aficionados. Pero tiene mucho más sentido que todo eso, es que sienten que el Liverpool que han conocido, el que llevan años alentando, el que se han pasado entre generaciones, ése que nos mostraban de padres a hijos y estos a sus hijos yendo de la mano al Estadio, ya no existe. Ha dejado de ser el equipo que nunca caminará solo, para qué caminar siempre acompañado  si no me necesita, si tiene regalada una competición por ser importante, qué tiene que ver eso conmigo piensa el hincha.
 No caminarás solo como metáfora de la vida, pase lo que pase estarás acompañado, puedes hundirte en el último infierno, bajar a quinta división como en la vida puedes caer muy bajo o tener grandes tropiezos, pero nunca caminarás solo. Esta era la conexión. Pero qué sentido tiene acompañarle si el equipo va a estar en una liga de ricos porque es rico. Qué tiene que ver eso con el trabajo de los esforzados ciudadanos de la industrial Liverpool. ¿Para qué me necesitas? eso significa el RIP colocado en el estadio del Liverpool.
Los dirigentes de la Superliga, es decir Real Madrid, Barcelona, At. Madrid, Liverpool, los dos Manchester, Tottenham, Juventus, Inter o Milan, consideran que a mejores partidos, es decir entre ellos, más interés y más ingresos porque siempre habrá alguien dispuesto a pagar por una competición entre buenos equipos. Es el espíritu con el que se creó la Copa de Europa en los 50, pero llevado más allá mediante liga cerrada. Florentino habla de Bernabéu pero no sabemos si al legendario dirigente le convencería esta idea. Y sobre todo, hay mucho de controlar ellos el negocio y no un organismo ajeno a los clubes que vive a costa de su éxito. Podemos estar de acuerdo en el absurdo e infernal calendario, en cómo UEFA y FIFA hacen de su capa un sayo con los clubes pagadores y disponen como quieren de los jugadores y los calendarios. Tiene que cambiar todo esto.
Es posible que haya mucho de justificado en la rebelión de los clubes Superliga, que Florentino tenga razones y acierte en el diagnóstico, pero es discutible que acierte en el remedio.
Ponen como modelo el baloncesto, la Euroliga y especialmente la NBA. La Euroliga es un modelo casi cerrado también, pero no está tan claro que sea un modelo de éxito, que tenga el interés que sus promotores creen que tiene. Lo que de ninguna manera puede servir como modelo para esta idea de cambio del fútbol europeo es la NBA.
Comparar el modelo de la NBA con nuestro deporte es un gran error porque sus orígenes no tienen nada que ver y el ecosistema en el que habitan tampoco. Que hayamos aceptado como cotidiano que alguien vaya en coche a comprar una hamburguesa por ejemplo no significa que compremos emociones de la misma manera. El deporte local tiene que ver con lo emocional. Nos puede gustar mucho la NBA y seguimos una gran liga, sabemos cómo es allí, pero no significa que queramos lo mismo en nuestra casa.
La NBA no puede ser modelo para esta Superliga de fútbol porque el fútbol creció de abajo arriba y la NBA de arriba abajo. El fútbol triunfó porque fue un deporte que el pueblo hizo suyo. El pueblo se acostumbró con la creación de las ligas a los vaivenes de las categorías. Su éxito era que si lo hacías bien podías estar con los mejores y si lo hacías mal ibas para abajo. Y porque fue tan popular crecieron los clubes, cada uno con su origen, su pequeñas historia, sus anécdotas, pero nació de abajo a arriba.
La NBA creció de arriba abajo, porque siendo el deporte igualmente popular la liga fue un invento del dinero, de hombres de negocios que quisieron llenar sus pabellones en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial.
Se les ocurrió el baloncesto como se les pudo ocurrir un casino o carreras de caballos. Pero los caballos no hubieran podido correr dentro de un pabellón. Idearon ligas de baloncesto, un deporte popular, para poder llenar sus pabellones en las grandes ciudades del Este como Nueva York. Es una competición vertical. Nadie accede a la NBA sino es con dinero y posibles, los equipos no descienden. A partir de ahí la NBA se ha convertido en una liga fantástica, que pasa también por sus crisis de interés porque son tiempos difíciles (todo el mundo espera que el playoff traiga el espectáculo que de momento no está teniendo). Es obvio que todas las competiciones se resienten, jugando contra natura sin aficionados, calendarios cargados, lesiones  etc. la NBA también.
(Dónde estábamos) Mientras los clubes de fútbol nacieron de la tierra, de los que no tenían nada y de los que sí pero vivían la misma experiencia, mientras nació de la raíces de determinados colectivos que se juntaban en ciudades o pueblos, las ligas de baloncesto profesionales de Estados Unidos fueron un invento de hombres de negocios que pensaron bien y acertaron para crear un espectáculo que diera más dinero.
Así, la NBA es como esos platillos volantes que aterrizan en determinadas ciudades, vienen del cielo y lo mismo podían estar en una ciudad que en otra, sólo hay que tener el hangar necesario y el dinero para su mantenimiento. Quien pudiera pagarlo tenía opciones de tenerlo.
Pero la NBA nació como liga cerrada y sin opción de infierno deportivo, nadie se iba por una mala temporada, se podía ir por otras razones. Un día un equipo lo petaba en Seattle y al día siguiente podía no estar. Un equipo aterrizaba cual platillo volante en Memphis procedente de Canadá. Los hinchas son hinchas, pero saben que tienen una liga cerrada desde el primer día, forman parte de la cultura del espectáculo y el ocio.
La NBA es una plataforma extraordinaria de deporte, es la mejor liga de baloncesto del mundo, lo es gracias a primar el talento, a tener a los mejores jugadores, al reparto equitativo e igualitario de los ingresos, donde uno no es más que otro per se como pretenden los ricos del fútbol europeo; una liga en la que puedes ser el mejor equipo y al día siguiente uno de los peores porque has perdido dos estrellas. O al revés, puedes ser el peor equipo y al año siguiente aspirante al título porque has conseguido figuras extraordinarias, o porque has construido un gran equipo a través de talento joven, porque el Draft o lotería de los novatos da privilegio a los peores para escoger el mejor talento joven.
 Por lo tanto, la NBA está en las antípodas del modelo de los ricos del fútbol europeo que pretenden que los que más tienen sigan teniendo más para tener a los mejores jugadores, nunca puede ponerse a la NBA como excusa para este proyecto de Superliga porque no tienen nada que ver.  Tampoco la tradición deportiva de sus aficionados. Ni allí conocen los descensos ni aquí se conoce una liga cerrada. Podrán poner la Euroliga como gran modelo a imitar pero poner la Euroliga como un modelo de éxito es hacerse trampas al solitario.

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