Alarmados los aficionados de los clásicos Lakers y Celtics ante el peligro de caer a las primeras de cambio en el playoff y tener una temporada intrascendente, la derrota de los Lakers en el primer duelo ante en Phoenix se ha convertido en un «dramón», en referencia al pívot llegado no hace mucho Andre Drummond al equipo y en quien se ha focalizado el mal arranque de postemporada.
Ya se sabe que los Lakers son como el Real Madrid o el Barcelona y que todo se sobredimensiona, a lo que debe añadirse que es el actual campeón y que no tiene pinta a día de hoy de equipo capaz de repetir anillo, claro que es a día de hoy. Todo sería que hiciera un Rafa Nadal y consiguiera prestaciones y sensaciones a medida que avance en el playoff como hace el crack mallorquín en tantos torneos, entrar en calor, engrasar, detectar errores y corregir a medida que avanza, sobre todo encontrarse en la pista. Podría ocurrir con los Lakers lo que pasa es que para eso hay que seguir con vida en este duro cruce ante un equipo que ha sido de lo mejor de esta liga regular, los Phoenix Suns.
Tener a Marc Gasol, campeón de la NBA, Montrez Harrell, mejor sexto hombre y Andre Drummond, cuatro veces máximo reboteador de la liga, para acabar con los tres sentados en el banco se justifica si las dos estrellas están sacando las castañas del fuego, que no es el caso, sencillamente porque Anthony Davis y Lebron James no están bien (en este momento).
La noticia hubiera sido que los Lakers arrollaran o comenzaran a un nivel alto este playoff cuando están lejos de ser lo que se espera de ellos como equipo, cuando sus dos estrellas han llegado justísimos de ritmo al playoff, cuando han sufrido lesiones de cierta consideración y no tienen sensaciones. Los Lakers, hay que recordarlo, han llegado al playoff tras haber tenido que jugar el play-in y ganar a los Warriors.
La noticia no está en la derrota en el primer duelo sino en lo mal que está el equipo a día de hoy, todo sea que encuentren sensaciones y varíen el plan en los próximos partidos para poder avanzar. Es demasiado fácil focalizar en un pívot que no ha ganado nada, que ha sido el último en llegar y que tiene unas condiciones muy concretas, quienes han ido a buscarle son los que deben explicar cuál es el plan, también podrían explicar qué quisieron con Marc Gasol y por qué ha dejado de serles útil.
Una construcción de Rob Pelinka que mereció todos los elogios la pasada temporada para saber rodear a Lebron y hacer un equipo campeón, está en cambio este año bajo sospecha porque las piezas no acaban de encajar, porque no está claro que el campeón haya mejorado con los cambios de sus pívots y base. Pero sobre todo porque a día de hoy la personalidad del equipo y a lo que quiere jugar parece no estar tan definido como debiera en un aspirante al anillo y eso ya es tarea de Frank Vogel.
Jugar con un estilo tradicional con un quinteto alto y acabar superado en el rebote no parece una buena señal. Jugar con un quinteto alto y no ser capaz de ser dominador en la pintura es que algo va mal. Tener a especialistas en el rebote pero no ser capaz de correr como le gusta a Lebron es un problema. Con este equipo en ataque Lebron no disfruta de espacios para imponerse de todas las maneras y decidiendo la mejor opción en cada momento como a él le gusta. Sin espacios necesitan afinar el tiro exterior, pero brilló por su ausencia. El 0 puntos de Kuzma, los 2 de Matthews, los 7 de Caldwell-Pope, mientras que tampoco sus hombres altos sumaban demasiado, pone de manifiesto un atasco importante en ataque. No fueron dominadores dentro ni fuera y sus estrellas no están bien, 13 Davis con muy mala serie y 18 Lebron.
En frente unos Phoenix Suns que con sus dos pequeños, Paul y Booker, son capaces de generar mucho, Devin Booker disputa su primer playoff y lleva tiempo siendo una estrella para llegar a este momento y poder al fin disfrutar de los buenos momentos de la temporada.
Habría qué preguntarse finalmente qué quisieron y no tienen con Marc Gasol, porque sacarle de esa forma de la rotación es extraño. Habrá que ver si Frank Vogel cambia algo el plan, si vuelve Marc, si pueden correr un poco más con Lebron de asistente general, si mejoran tiro exterior, si Davis recupera sensaciones y en general si vuelve a ser un equipo con nervio o es el equipo apocado del domingo.
Mientras los Lakers recuperan sensaciones, los aficionados también las van recuperando y todos los que observamos el deporte empezamos a verle sentido de nuevo a todo esto. Vuelve a tener sentido aquello por lo que juegan los equipos porque vuelve a verse aficionados en algunas gradas en nuestros estadios pero especialmente en la NBA; ya parece una competición y no un entrenamiento, y la NBA es de las primeras en transmitir esas sensaciones, porque es la primera competición con presencia masiva de espectadores debido a los planes de vacunación intensos del país.
Durante muchos meses no debimos ser pocos quienes veíamos el deporte sin verlo, como una rutina que nos permitía distraernos de lo que nos rodeaba pero sin prestarle la atención necesaria, sin pasión por la relatividad de lo lúdico cuando lo importante sucede. Qué importaba quién ganaba qué a no sé quién. Es ahora cuando todo empieza a cobrar sentido de nuevo, incluso hasta entender los enfados de quienes ven perder a sus Lakers.