Tres comedias están haciendo este año las delicias de los espectadores autóctonos como El mejor verano de mi vida que propone que nunca es tarde para reformarse; Campeones, que defiende la dignidad del discapacitado, siendo la candidata española para los Óscar y la cinta en cuestión, Yucatán. El secreto del éxito de estas comedias es que no ofenden a nadie; transmiten optimismo y esperanza y, sobre todo, dejan más bien al lado la ideología tan marcada de los últimos 30 años de nuestro cine de supuesto signo progresista.
Por esas razones, rescatamos de la cartelera Yucatán. El encargado de llevar a cabo este proyecto ha sido Daniel Monzón, al que recordarán por El niño y por Celda 211, que es una de las pocas películas de nuestra nación que se muestran críticas con la banda terrorista ETA. En esta ocasión, se decanta por el difícil género de la comedia. Su divertido trabajo viene respaldado por un sólido guión escrito por él mismo, cargado de sorpresas y bastantes acertados giros argumentales. Este largometraje bebe de las fuentes del cine clásico americano de dicha temática. Salvo en contadas excepciones es una película que puede verse en familia.
Como dato curioso, esta obra fue filmada en un crucero real y los pasajeros colaboraron con el cineasta. Este dato lo conocía desde hace un par de años porque (casualidades de la vida) una compañera de trabajo se pidió unos días de permiso para poder participar en el crucero de extra. El equipo de producción le proporcionaba todo el vestuario para conseguir el efecto deseado, aunque los “cruceristas” a ratos lo pasaban regular porque tenían limitado los momentos de diversión por los habituales parones de los rodajes. El reparto es excepcional, encabezado por Luis Tosar, el actor fetiche del director, junto a un excelente elenco de actores entre los que destaca Toni Acosta o Stephanie Cayo. Hay mucha química en las tramas amorosas y eso se consigue con el buen trabajo de los intérpretes.
Esta historia cuenta el enfrentamiento de dos bandas de timadores que intentan desvalijar al multimillonario de turno en cruceros de lujo.
Sin desvelar nada de la trama, la película invita a reflexionar sobre lo que realmente importa en la vida. La cinta plantea si los bienes materiales nos dan la felicidad o si se convierten en una pesada carga que impide querer con el corazón. La actuación del veterano actor Joan Pera, recordado por ser el doblador de Woody Allen, no es solo buena, sino que representa los valores que se buscan en un padre como la bondad, la solidaridad, el espíritu de sacrificio, la firmeza y el sentido común para educar.
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Víctor Alvarado