¿A que el restaurante de la imagen que ilustra este post no invita a comer un cocido? De eso se trata, cuando nos sentamos a una mesa, no solo el gusto, sino todos nuestros sentidos se activan, el entorno acentúa nuestras sensaciones con la comida y favorece el consumo de determinados alimentos. ¿Sabías por ejemplo que un local poco iluminado nos empuja a comer más, que una música suave estimula el consumo o que los colores ocres favorecen una ingesta más sana? Y es que la comida no lo es todo a la hora de elegir un restaurante. Cuando entramos en un establecimiento no solo buscamos comer, sino experiencias que nos emocionen.
La luz, la música, los colores, las formas y el mobiliario son determinantes y por eso hay que tenerlos muy en cuenta. El interiorista bilbaíno José Arroyo que acaba de llegar a Madrid con dos grandes proyectos, los restaurantes Misska y Café Saigón destaca la importante función de la luz para resaltar «elementos, espacios, y emociones».
Hay estudios que sostienen que comer en salas bien iluminadas, con luz brillante predispone a pedir platos más saludables y que comer en espacios con poca luz hace que aumentemos la ingesta de calorías. El motivo tiene su lógica; menos vemos, más nos deshinhibimos y comemos mayor cantidad.
Restaurante Misska
También están los colores. Tan importantes son, que se pueden utilizar para favorecer estados de ánimo, y por tanto nuestras apetencias culinarias. «Nos ayudan a crear sensaciones, y a través de ellos conseguimos toda esa parte emocional que no se ve en los proyectos», señala Arroyo.
En general la decoración en blancos, beige, ocres, incluso marrones, sumada a espacios abiertos y amplios, invitan a comer más tranquilamente y favorecen una alimentación más pausada.
El color rojo aumenta la presión arterial y estimula el apetito. No es casualidad que impere en los locales de comida rápida. Es enérgico y a la vez juvenil, ideal para su público. Si hacemos memoria, todos conocemos un famoso “fast food” donde predomina este color.
El verde es el color de la naturaleza, se asocia a la comida sana y los naranjas y amarillos, son frescos, transmiten alegría, optimismo y felicidad y por supuesto pasar un buen rato comiendo en compañía de amigos…
SQD Meat Point proyecto de Inés Benavides
¿Te suena algún color que hayas visto en contadas ocasiones en restaurantes? Ese es el azul. Al parecer es un color que nos quita el apetito, quizás porque nuestro cerebro lo asocie con alimentos en mal estado.
Los materiales utilizados son también muy a tener en cuenta. Lo natural, orgánico y la sencillez con maderas, piedras y piezas artesanales que desprenden humanidad por todos lados, favorecen una alimentación sana.
Restaurante Mamá Campo
Elementos como plantas, centros de mesa, flores, etc.. son detalles que enamoran ¿Motivo? Nos alejan del ajetreo de la ciudad y abren un agradable paréntesis para una comida más pausada.
El mobiliario es casi tan importante como una buena oferta en carta. «Antes, los bares y restaurantes eran lugares divididos en zona de barra y comedor. Ahora se utiliza el espacio abierto, en el que los diversos ambientes convivan, salones donde suceden varias cosas al mismo tiempo y con cocinas expuestas como entretenimiento. Es una tendencia que permite mezclar objetos y estilos diferentes en un mismo lugar, y «lograr un efecto más intenso en la experiencia del cliente», advierte Arroyo.
Si gracias al mobiliario los clientes se sienten cómodos, confortables y en un clima acogedor, repetirán.
La música juega un merecido papel a la hora de acondicionar las estancias. Si es suave estimula el consumo, nos relaja y favorece el tiempo que vamos a estar sentados en un restaurante. Además influye en las sensaciones de los comensales. Tal es su importancia que puede afectar al sabor de los platos y al apetito de los clientes.