¡Buenos días!
¡Viernes y principio de fin de semana!
Hoy me gustaría compartir con todos vosotros un truco que me dio mi hermana hace un par de semanas y que llevo una semana haciéndolo. Es una mascarilla a base de miel y limón.
Ella está viviendo en Canadá y como hablamos habitualmente, le comenté que me habían salido unos granitos en la cara y me habló de su mascarilla “mágica”. La había empezado a utilizar hace un mes por el mismo motivo, unos malditos granitos y que ella creía que era por la falta de sol y pocas salidas en el invierno a causa del frío. Entre hermanas compartimos todo o casi todo, decidí una noche hacer la mezcla y aplicarme la mascarilla.
Como nutricionista conozco las propiedades del limón y de la miel para el organismo, pero la verdad es que nunca había probado ambos ingredientes como mascarilla facial.
El limón es rico en vitamina C, de ahí su gran potencia antioxidante y además, posee propiedades depurativas y antibacterianas.
La miel es cicatrizante, reduce inflamación y protege contra infecciones.
La combinación de estos dos ingredientes, hace de esta mascarilla un aliado para las pieles con tendencia acneica, falta de luminosidad y poros abiertos.
Ingredientes mascarilla “mágica”, como así la llama mi hermana.
- 2 cucharadas de miel
- 1 cucharada de limón
Removemos hasta conseguir una mezcla homogénea y aplicamos en la cara con una cuchara. Dejamos actuar la mascarilla unos 40 minutos y retiramos con agua templada.
Si os animáis a probarla, notaréis que la piel se está más limpia, más luminosa, tersa, suave, y que poco a poco los poros abiertos irán minimizando su apariencia.
Yo llevo una semana con ella y ya noto la piel mucho mejor.
¡¡Un besito!!
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