¡Muy buenos días!
Una dieta sana y equilibrada debe incluir pescado fresco al menos 2 o 3 veces a la semana. El pescado es uno de los alimentos más nutritivos y beneficiosos para nuestro organismo, es fuente de proteínas, vitaminas, minerales y ácidos grasos Omega 3, sobre todo en los pescados azules, que nos ayudan a proteger nuestra salud cardiovascular.
Pero, ¿cómo sabemos que lo que compramos es realmente fresco y de buena calidad?
Lo ideal es comprarlo en alguna pescadería de confianza, en la que sabemos que tienen pescado fresco y además el día en que lo suelen traer. Pero cuando no estamos seguros podemos fijarnos en alguno de estos detalles:
– Los ojos: deben estar saltones, abultados y brillantes.
– Las agallas: deben tener un color rosado y de aspecto brillante. Agallas oscuras es señal de que el pescado no es fresco.
– El olor: por supuesto lo notaremos en seguida, si está malo, huele, y muy mal. Tiene que oler a mar.
– La carne: debemos pedirle al pescadero que presione la carne del pescado con el dedo, si se hunde o se marca la huella, entonces el pescado no es bueno, además tiene que estar firme y brillante.
– Las escamas: deben desprenderse con facilidad.
– Las espinas: estarán bien pegadas a la carne.
También nos fijaremos en las bandejas de exposición, deben estar inclinadas y cubiertas de hielo. Y nunca debe estar expuesto al sol.
Ya sabemos identificar un pescado bueno y de calidad, sólo falta cocinarlo. Algunas de las formas de cocinar el pescado para aprovechar todas sus propiedades y beneficios y hacerlo de manera saludable es prepararlo a la plancha con unas gotitas de aceite de oliva virgen, al horno o hirviéndolo en agua.
Ahora que viene el buen tiempo y apetece comida más ligera hay que aprovechar todas las propiedades que tiene el pescado.
¡Y que no te den gato por liebre! ¡feliz día!
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