Lamentablemente, y según un estudio realizado anualmente por la Fundación Affinity, la cifra de abandono animal (pese a un ligero repunte en los últimos años) sigue siendo bastante elevada: en torno a 140.000 animales fueron abandonados el pasado año en España. Aún así, hay motivos para la esperanza en cuanto a un cambio de tendencia, y es que cada vez más personas se animan a adoptar a un nuevo miembro peludo (fundamentalmente, un cachorrito o un gatito) en su familia.
Si me animo a adoptar, ¿qué debo tener inicialmente en cuenta?
Generalmente, la gran mayoría de perros y gatos abandonados requieren un tiempo de adaptación a su nuevo hogar. Por ello, hay una serie de requisitos que debes cumplir para que esa adaptación sea todo un éxito:
- Compromiso: Adoptar a un animal requiere un compromiso a largo plazo, ya que un perro vive de media entre 12 y 18 años, y un gato puede alcanzar incluso los 20 años de edad.
- Tiempo de dedicación: Por muy independiente que sea, una mascota requiere tiempo (como un miembro más de la familia) para ser educada, además de para jugar, recibir cariño o atender sus necesidades básicas.
- Educación: Unas pautas básicas de educación son imprescindibles para que la mascota se adapte correctamente a su nuevo hogar, así como para fomentar los lazos afectivos y evitar, en gran parte, problemas de conducta.
- Adaptar la casa: Tareas como retirar plantas o elementos decorativos tóxicos son fundamentales
- Gastos: La dieta, la asistencia veterinaria, la correcta identificación, la más que recomendable esterilización, así como la adquisición de accesorios, implican un gasto económico que debe ser asumible por el propietario.
- Convivencia con otras mascotas: Se necesita tiempo (y paciencia en muchos casos) para que la introducción de un nuevo animal en casa no se convierta en un problema grave.
Y bien, ¿has decidido adoptar un perrito? Vamos paso a paso: vacunas y desparasitación
Por norma general, cuando adoptas un cachorro debes cerciorarte de que está correctamente vacunado (ahora hablaremos de esto…), identificado mediante microchip (¡IMPORTANTE! Actualiza todos los datos del animal y tus datos personales) y desparasitado interna y externamente. Aún cumpliendo todas estas premisas, es importante que a partir del momento de la adopción sigas un protocolo sanitario.
Es importante recordar que con un correcto programa de vacunas evitarás que tu perrito contraiga enfermedades infecciosas potencialmente mortales.
Por otro lado, mediante una correcta desparasitación evitarás, de igual forma, que tu perro contraiga enfermedades tan peligrosas como la leishmaniosis o la instauración de una parasitosis interna (por ejemplo: la filaria o “gusano del corazón”).
¿Es conveniente castrar a mi nueva mascota?
Totalmente. La esterilización es una intervención quirúrgica muy sencilla, de mínimo riesgo y de recuperación post-intervención rápida, que puede evitar males mayores en el futuro. En las hembras: evita embarazos psicológicos (y otras patologías del aparato reproductor: infecciones uterinas, tumores de mama…), elimina el celo y reduce el “deseo de fuga” en busca de un macho. En machos, sin embargo: reduce la agresividad, el marcaje con orina (más típico en el gato) y, al igual que en las hembras, previene patologías reproductivas como problemas prostáticos y ese “instinto de fuga”.
Lo ideal es castrar a las hembras después del primer celo (a partir del primer año de vida), y a los perros machos entre los 12 y 18 meses, dependiendo de su tamaño. Y no… la esterilización NO cambiará el carácter de tu nueva mascota ni la hará propensa a la obesidad. No te creas las leyendas urbanas…
Primera toma de contacto: el cachorro llega a casa
Es importante facilitarle al máximo su adaptación. No es fácil, pero siguiendo una serie de pautas, será un completo triunfo. Lo principal es transmitirle tranquilidad y cariño para evitar situaciones de estrés. Lo mejor es que explore, y husmee, con calma su nuevo hogar. Ten en cuenta que todo es nuevo para él… Además:
- ¿Has decidido su nombre? Repíteselo frecuentemente
- No le dejes solo los primeros días
- Decide el lugar en el que el animal pueda orinar y defecar
- Decide, igualmente, el lugar donde instalarás su cama
- Si a su alrededor tiene juguetes, mucho mejor
- ¿Llora? Es cruel, pero lo mejor es ignorarle… No acudas siempre a su llamada
- Si lo hace por la noche:
- Ponle cerca de la camita un reloj que haga “tic-tac”: le recordará al latido de su madre
- Ponle en su cama una bolsa/botella de agua templada: ¿es mamá?
- Son como niños: quita de su alcance cables y elementos nocivos
- Pienso de cachorros, 2-3 tomas al día, con las cantidades bien racionadas
- Evita la “comida casera”: no le hará ningún bien…
- Evitar, también, huesos (¡PELIGRO!), chocolate (¡PROHIBIDO!), dulces y azúcares
- ¿El agua? Siempre fresca, limpia y a su total disposición
- ¿Y cuando podré bañarlo por primera vez? Sigue leyendo…
Pautas básicas de higiene de tu cachorrito:
- Ahora sí… ¿El primer baño? Mejor después del primer ciclo de vacunación, aproximadamente a las 10 semanas (previamente su sistema inmune es aún débil), sobre todo para evitar cuadros patológicos respiratorios. Es muy importante que lo hagas con agua templada, con un champú especial para perritos, y convirtiéndolo en una experiencia positiva, y nada estresante. Luego, para secarlo, hazlo suavemente con una toalla (evita de primeras el secador… por el ruido, ya sabes…)
- Y, ¿puedo limpiar sus oídos, ojos…? Claro que si. Es, además, parte importante de las pautas higiénicas de tu nuevo “amigo”. Limpiar los oídos es conveniente, ya que previene infecciones (especialmente si tu perro es una raza de pelo largo y tiene las orejas caídas), y debe hacerse, al menos, una vez al mes. Como en los niños, es mejor pasar de los bastoncillos, y utilizar un limpiador comercial o una gasa húmeda. El método de la gasa es también válido para limpiar legañas y secreciones mucosas de los ojos.
- Higiene bucodental: Es esencial. Aproximadamente, a los 6 meses, el cachorrito mudará sus dientes de leche a una dentición definitiva. A partir de ahí, hay que controlar esa boca con revisiones periódicas. Ya sabes, mejor prevenir que curar… ¡Ojo! El uso de juguetes “duros” en la época de muda favorecerá el desarrollo de la dentición y de las encías.
- El corte de uñas: Eso… mejor déjanoslo a los veterinarios
¡A jugar!
Es, aunque igual no lo parece, la forma más sencilla de educar a tu perro, además de ser algo que ayuda directamente a comunicarte con él, y a que ambos os entendáis a la perfección.
Tienes que tener en cuenta que tu cachorrito, por norma general, es juguetón. Siempre va a tener ánimo para jugar, pero debes imponer tu norma: ¡solo se juega cuando tu quieras! Así, acabará aprendiendo que no podrá conseguir lo que quiera, ni aunque insista. Es el primer punto para establecer una jerarquía dominante. Además, ten en cuenta estos consejos:
- Si el perrito te provoca cogiendo un objeto y sale corriendo, no le persigas… Mejor ignórale… Es él el que tiene que perseguirte a ti…
- Si te muerde, basta con mostrar que te hace daño: ¡grita!
- ¿Jugando al “tirar-aflojar”? SIEMPRE debes quedarte tu con el objeto en cuestión
- ¿Jugando a la pelota? Cambia el “dársela en la boca” por lanzársela
- Evita darle objetos que no quieras que posteriormente destroce (…¡Esos zapatos!), así como palos o huesos (¡pueden clavarse!)
Seguimos con la educación…
Aunque, de primeras, no es conveniente que pasee por la calle (hasta completar el ciclo de vacunación), una alternativa es llevarlo en brazos. Es la mejor manera de que se acostumbre a los estímulos “de la calle”: gente, ruidos varios… Esto puede ser un buen método para evitar comportamientos agresivos o miedosos cuando sea adulto.
Es importante que no impere la regla de “no actuar bajo el miedo”, por ello, ríñele cuando le pilles con las manos en la masa haciendo algo inadecuado. Algo que funciona bastante mejor que pegarle es hacer ruido, para que asocie ese comportamiento erróneo con un estímulo desagradable (por ejemplo: golpear un periódico enrollado en las piernas, hacer sonar una bocina…).
- Ante cualquier destrozo: de primeras, ignórale. No fomentes el miedo… reñirle ya no sirve de nada.
- No quiero que se suba a la cama o al sillón: prohíbeselo desde pequeñito
- ¿Cómo le enseño a hacer sus necesidades en la calle? Funciona poner una hoja de periódico en el suelo (impregnada con unas gotitas de lejía: el olor “motiva”). Si lo hace, prémiale con una “chuche”.
¿Son los mismos pasos a seguir si quiero adoptar un gatito?
Casi… Pero de los gatetes mejor hablamos la próxima vez, ¿vale?