Las intoxicaciones son una de las causas más habituales en las consultas de urgencias veterinarias de pequeños animales. Algunos de los agentes tóxicos más conocidos son el chocolate, los pesticidas, los raticidas y productos como el etilenglicol, componente principal de los denominados anticongelantes. Sin embargo, hay tóxicos “estacionales”, muy típicos en esta época del año, que suponen entre un 5 y un 10% de consultas toxicológicas en la clínica de pequeños animales: ¡las plantas de navidad!
Según Marcos Pérez, profesor y doctor en Toxicología de la Facultad de Veterinaria de la UEX, en Cáceres, pese a que se le da poca importancia a los cuadros que pueden producir determinadas plantas ornamentales, es habitual que un perro o un gato joven juegue con ellas, las mordisquee o, incluso, se las coma. La mayoría de las veces, el cuadro clínico es muy inespecífico, con síntomas nada precisos en el animal. Por eso, “siempre es recomendable que el veterinario conozca perfectamente los distintos tipos de plantas peligrosas para nuestras mascotas, para poder iniciar un protocolo terapéutico rápido y eficaz”.
La flor de pascua (Euphorbia pulcherrima)
También denominada Poinsettia, es una planta perteneciente a la familia Euphorbiaceae. Es una planta muy popular como elemento decorativo en las fiestas navideñas, siendo muy característicos sus colores rojo y verde. Su potencial tóxico deriva de la composición de la misma, ya que, aunque en mayor medida está presente la euforbina, agente responsable de la mayor parte de los signos clínicos que produce, se han aislado gran cantidad de sustancias químicas en su savia lechosa (triterpenos, esteroides o flavonoides).
El hecho de masticar o ingerir sus hojas (y tallos, en menor medida), así como el contacto ocular o cutáneo, hace que se desarrolle el cuadro clínico. Tras la ingestión, el animal puede presentar vómitos, diarrea, disfagia o dificultad para tragar y diversas inflamaciones de lengua, garganta o faringe. En gato, es típica la hipersalivación. Menos frecuentes resultan los contactos ocular y/o cutáneo. Si se producen, resultan en un cuadro inflamatorio (en los ojos: queratitis, conjuntivitis, aumento del lagrimeo, y en casos extremos, úlceras en la córnea; en la piel: leve dermatitis de contacto). Según Pérez: “hay que extremar la precaución en animales jóvenes, y en casos de ingestión de bastante cantidad de la planta, ya que puede desarrollarse un cuadro nervioso que finalice en temblores, delirios y coma, pese a que es raro que esto pueda desembocar en fallos multiorgánicos y en la muerte del animal”.
Por lo inespecífico de los síntomas, resulta fundamental avisar al veterinario de la presencia o no de dichas plantas en el hogar. Así, si se confirma o se sospecha una intoxicación por flor de pascua, una vez en la clínica, el experto indica iniciar una terapia con: carbón activo (para adsorber los tóxicos), rehidratar al animal con sueros intravenosos, lavar intensamente la cavidad bucal del animal (ideal con gluconato sódico), emplear sustancias eméticas si existen vómitos frecuentes y forzar la diuresis. Por la intensa sintomatología digestiva que se presenta, debe pautarse un tratamiento sintomático adicional (protectores de la mucosa gastrointestinal, inhibidores de la motilidad…).
En caso de exposición ocular, siempre que el propietario note síntomas de lesiones oculares, conviene lavar abundantemente el ojo con suero fisiológico (preferentemente templado) antes de acudir al servicio de urgencias. Allí, tras la exploración pertinente, el veterinario puede pautar diversos tipos de colirios (con atropina, antibióticos y corticoides). Si la exposición ha sido cutánea, puede realizarse un lavado del animal con agua templada y jabón neutro, antes de acudir, igualmente, a la clínica.
Generalmente, la evolución es favorable con un tratamiento adecuado.
El acebo (Ilex aquifolium)
Es un arbusto ornamental típico de las zonas mediterráneas y atlánticas, muy comúnmente utilizado, también, como elemento decorativo en las fiestas navideñas. Su potencial tóxico reside tanto en las hojas (compuestas por ilicina, teobromina y otros taninos, todos son agentes laxantes y diuréticos) como en las bayas (compuestas por principios activos no identificados en la actualidad, pero con efectos eméticos y purgantes).
Aunque en otros países suelen ser frecuentes las intoxicaciones por ingestión de acebo, Pérez asegura que en España no disponemos de datos de incidencia. A pesar de ello, el cuadro más común que produce el acebo es el gastrointestinal, siendo más frecuente la ingestión de bayas. El protocolo terapéutico es similar al expuesto para la intoxicación por flor de pascua.
Ante la sospecha o certeza de intoxicación de tu mascota por estas plantas…
Lo mejor es contactar inmediatamente con un veterinario. Como ya se ha hecho referencia anteriormente, un tratamiento adecuado y precoz es fundamental para logar una buena recuperación sin complicaciones