Inés Arasa
Ganadora de la XV edición
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Me pongo a escribir con la intención de encontrar la imaginación, pues hace meses que la ando buscando. Pero no logro adivinar a dónde se ha ido: no ha dejado ni rastro.
Lo cierto es que no tengo muchas pistas. Lo único que puedo decir es que se le da muy bien hacer maletas, porque se lo ha llevado todo. De hecho, ya no me cruzo por la calle con el conejo blanco, ni veo princesas ayudando a los más pobres. Me temo que, desde que se ha ido, el príncipe azul no ha alcanzado su destino. Y sé que el hada madrina ya no resuelve los problemas por mí. Cuando planto judías, estas no crecen hasta el cielo. Y, qué pena, mi casa ha dejado de tener pasadizos secretos.
Quizás dejé de prestarle atención y la imaginación se cansó de que la ignore. Tal vez mientras voy abriendo las puertas de mi futuro, haya cerrado los caminos hacia Nunca Jamás y, sin darme cuenta, la llave de la fantasía se me ha caído al fondo del océano.
Tengo que volver a los jardines de antaño, para comprobar si la madriguera que conduce al País de las Maravillas sigue abierta. En tal caso, tendré la certeza de que no la he perdido del todo.
Podría echarle la culpa al tiempo, principal responsable de que me haya alejado del Peter Pan que fui. He crecido, he madurado, he encontrado otros intereses. He renunciado a los momentos en los que me relajaba con unas hojas y mi pluma de tinta azul. A veces reniego de aquellos instantes antes de irme a dormir, cuando tomaba la mano de Mary Poppins para que me llevara de paseo por parajes fabulosos. He dejado de lado aquello que hacía de cada día una experiencia única. Y me arrepiento de haber creído que soñar no es propio de los adultos.
Echo de menos las tardes repletas de diversión gracias a la escritura, aquellos relatos en los que las palabras salían solas. Así que ahora, al ver las hojas en blanco que me esperan sobre la mesa, siento la urgencia de encontrar a la imaginación.
¡Eso haré! Voy a retroceder mis pasos para llegar al momento en el que dejó de caminar a mi lado. Y cuando la tenga conmigo, la cogeré bien fuerte para que no se vuelva a ir.
Me queda un largo viaje por delante. He de recargar los cartuchos de las plumas y preparar mi escritorio para una noche intensa. Salgo en busca de la imaginación, y no voy a dejar que se me escape. Hay muchas historias en juego.