Francisco Javier Merino
Ganador de la X edición
www.excelencialiteraria.com
La España de los balcones… Este eslogan, recientemente acuñado para denominar a los ciudadanos españoles que todas las noches salen a su balcón para aplaudir a todos los que luchan contra el coronavirus y trabajan por el bienestar de los confinados, es ya un invento manido. Se nos olvida que una mentira mil veces repetida sigue siendo una mentira.
No sé fijar la fecha en la que nuestro país se convirtió en La España de los visillos, esas finas cortinas que se colocan en las casas para, sin impedir a los del interior ver las sombras de la calle, protegerlos de las miradas ajenas. El coronavirus nos ha obligado a mantener la distancia. Y desde la distancia, desde detrás del visillo, es mucho más fácil criticar al que no nos ve.
Con esta terrible crisis sanitaria no solo se ha multiplicado el número de contagios, sino también el de reproches. Reproches a los que, en cuanto vimos la situación empeorar, nos desplazamos a nuestra ciudad para pasar la encerrona con los nuestros. Reproches a los políticos que lidian con esta difícil tesitura. Reproches a los que se muestran alegres en el jardín de sus casas (el famoso <<si yo no puedo ser feliz, tú no debes serlo>>).
La guinda fue la cacerolada que se organizó durante el discurso del Rey Felipe VI a todos los españoles. Los extranjeros confinados en nuestro país debieron quedarse confusos. ¿Cuál es La España de los balcones? ¿La de los aplausos o la de las caceroladas? No en vano, se trata de los mismos ciudadanos. La de aquellos que con sus cacerolas intentan reafirmar su superioridad moral sobre el resto. La de aquellos que dirigen sus aplausos hacía sí mismos con el falso pretexto de apoyar a los sanitarios.
Es preciso matizar que existen miles de personas que salen a los balcones con buenas intenciones. Pero la realidad es que, tras La España de los balcones se esconde la oscura España de los visillos.
Hemos escuchado al Jefe del Estado y al del Gobierno coincidir en que de esta situación vamos a salir más unidos. Que La España de los balcones nos marca el camino. Por desgracia, esa España no existe. Nunca existió. España superará la pandemia del coronavirus, pero no la de los visillos.