Claudia López de la Fuente
Ganadora de la XVIII edición
www.excelencialiteraria.com
Me considero una artista compulsiva, aunque mucha gente diga que tan solo soy una chica dispersa. Pero es que la inspiración me llega de sopetón. Por eso, es habitual que lleve las manos repletas de ideas escritas con un bolígrafo.
Se suele decir que los artistas somos esclavos de la inspiración, pero hay un factor más poderoso que nos limita: el tiempo. Como no podemos desarrollar todos los proyectos que tenemos en mente, buscamos hasta el último hueco del día para comenzarlos o proseguirlos. En mi caso, me quedo hasta altas horas de la noche escribiendo o leyendo. Puede que a la mañana siguiente me arrepienta al segundo bostezo, pero puedo asegurar que me siento completa.
Es verdad que, como muchos adolescentes, tengo un gran problema relacionado con el tiempo: hago las cosas en el último momento. Si tengo que componer un relato, me siento a escribirlo la hora antes de que se acabe el plazo; si me espera un examen de piano, preparo el ejercicio la noche anterior. No digo que sea la mejor manera de tomarse las cosas, pero así soy yo.
Hace unos días, cuando me encontraba estudiando los exámenes de final de curso, se me ocurrió una idea brillante para un escrito. Puse todo mi empeño en concentrarme en los apuntes, en dejar el argumento a desarrollar para otro momento, pero en un pestañeo abrí mi libreta para apuntar las ideas que me llegaban al corazón. Me dije que con diez minutos tendría suficiente, pero terminé por escribir una escena de teatro completa. Lo mismo me ocurre mientras memorizo: la mente se me va a una canción a la que la pongo letra mientras pasan los minutos. Además, a la vez que estudio hago pequeños dibujos al margen de las hojas del cuaderno o voy poniendo pasos para una coreografía a partir de la música que he escuchado en el supermercado.
Lo que otros pudieran considerar una rareza, para mí es un regalo. Entre otras cosas porque nunca estoy aburrida. Por eso, aunque a veces sea un estorbo, me alegra ser una persona creativa, pues veo el mundo de otra manera, más completa y trascendente.