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La guerra informática: la quinta pluma

El 18 de mayo de 1991, en el diario ABC, Luis María Ansón escribía un artículo con el título: “La quinta pluma”.

En su escrito hacía un análisis certero afirmando que “Gramsci ha derrotado a Lenin en la estrategia de la lucha revolucionaria a largo plazo.”

“En general la subversión del orden social de Occidente se ha organizado sobre la conquista de las superestructuras del Poder: la cátedra, el libro, el cine, el teatro, la prensa, la radio, la televisión.”

“El mundo de la educación, el de la cultura, el de la información son los objetivos preferentes de las fuerzas subversivas”. Los profesionales de la información son el gran objetivo de esta maniobra; crear o financiar agencias, periódicos o emisoras es caro y se deja a la iniciativa de los empresarios. Se trata de utilizar esos medios en los que otros arriesgan su dinero.”

“En los periódicos se intenta primero la ocupación de la sección laboral, cultura y educación; en la sección religiosa se infiltra el cura progresista que no pocas veces es un agente más de la subversión. Existen diarios o radios y televisiones que salen a la calle impregnados de un pro comunismo sutil,

no se olvidan de los programas infantiles, intoxicando la mente de los niños, más influidos ya por la pequeña pantalla que por la familia o la escuela.”

“Con paciencia, con dinero, sin prisas pero sin pausas, las fuerzas subversivas a través de maniobras de infiltración, han creado lo que Arnaud de Borchgrave ha identificado como la 5ª pluma.” …. “La 5ª pluma aplaude el progresismo disgregador, en la Iglesia estimula el divorcio, defiende el aborto, justifica la droga, alienta la pornografía, quebranta la familia ridiculiza la moral cristiana, paganiza las fiestas religiosas, se mofa del Papa, trabaja para descristianizar las sociedades occidentales.”

“En el seno de las Fuerzas Armadas estimula la división, ridiculiza el sentido del honor de los militares, se pitorrea de su amor a la patria, escarnece el culto a la bandera…”. “La 5ª pluma babea ahora en España ante la monarquía y la inciensa sin rubor, mientras se prepara para apuñalarla por la espalda.”

“La 5ª pluma atiza el fuego social apoyando peticiones salariales imposibles, enciende las huelgas salvajes, se esfuerza por que triunfe el gran objetivo marxista que es la proletarización de la clase media.”… “La 5ª pluma condiciona a los escritores a los músicos, a los actores, a los cantantes que los medios de comunicación, infiltrados por ellos, solo elogian a los que se manifiestan de una determinada línea, mientras vapulean y silencian a los otros, por lo que se consigue una subversión general de la cultura. La 5ª pluma impulsa un periodismo amarillo… pastorea el rebaño del esnobismo intelectual, acusando de fascistas o de ultras a todo periodista que no se pliegue a sus propósitos lapidando a los que osan denunciar sus maniobras. Sobrevalorar el alcance de la 5ª pluma sería un error. Desatender su acción profunda y demoledora dejaría exangüe a Occidente frente al vendaval del Este porque el pájaro negro de la 3ª Guerra Mundial aletea ya sobre el rostro del orbe… Los europeos, los americanos, viven como si no sintieran su aliento y disfrutan a manos llenas de la ciudad alegre y degenerada en este tiempo dorado de la relajación de las costumbres, del ocio y la holganza. Es la fascinación de la decadencia… Pero si no queremos que todo se desmorone habrá que superar una época que se hace irremediablemente vieja. Habrá que barrer las hojas muertas de una generación occidental que consume ya los días postreros de su otoño. Habrá que construir un mundo nuevo que supere el comunismo esclavo y el corrupto capitalismo. Ciertamente son muchos los que no creen en la necesidad de la evolución, muchos los deslumbrados por la brillantez del espectáculo occidental. Lo que no saben es que están contemplando el esplendor del incendio.”

Hasta aquí el resumen del artículo del maestro de periodistas Luis María Ansón. Está escrito en el año 1991 con una visión clara de lo que iba a suceder hasta nuestros días.

Pero llegó a modo de catarsis la pandemia del coronavirus que ha caído como un diluvio sobre toda la humanidad. Esta circunstancia nos ha obligado a encerrarnos, hemos llorado por los que se han ido, hemos reconocido el valor de la entrega de muchas personas que han expuesto sus vidas para atender a los enfermos, para cuidar a los mayores, para patrullar las calles, voluntarios anónimos que han preparado bolsas de comida para los camioneros, de Cruz Roja, Caritas y de las empresas reconvertidas para hacer material sanitario, y los que se han quedado en casa cuidando a sus familias, aplaudiendo, cantando, tocando algún instrumento, periodistas en sus puestos de trabajo para darnos puntualmente información sobre ese virus que como un monstruo de muchos tentáculos por ahora escapa a la investigación de los laboratorios para poder neutralizarlo.

Sin saberlo, sin ser todavía conscientes, no hay duda de que, como escribía Ansón, esto nos va a dar la oportunidad de construir un mundo nuevo. Nada será igual cuando salgamos. Esta ha sido una lección de humildad para todos. Nos hemos humanizado. Incluso los políticos han cambiado al paso de los días, hay otro tono en el propio presidente del Gobierno cuando se dirige a los ciudadanos, más empatía, no es momento de rencillas políticas, ha llegado la hora de la unidad de acción, de apoyarse, de sumar.

Que así sea.