Agosto es el mes de vacaciones. Las playas y toda la costa en general se están llenando de turistas españoles. En Cantabria, en Asturias y en el sur, están todas las casas alquiladas.
Los países de nuestro entorno no aconsejan viajar a España, porque han aumentado los casos del coronavirus. La gente vuelve a contagiarse, sobre todo los jóvenes que siguen reuniéndose para celebrar botellones sin respetar las distancias y en la mayoría de los casos, sin mascarilla.
En casa tenemos un perro, un bodeguero que se llama Limón, lo adoptamos en una perrera, nos dijeron que probablemente le habían maltratado y que tenía miedo a todo. Mi hija lo lleva todos los días al parque. Allí retoza feliz y juega con otros perros que corren y saltan disfrutando de su libertad. Es una pena que el parque esté tan abandonado, las ramas de los árboles se caen sin motivo aparente el césped, donde todavía queda, está abandonado y el paseo central de tierra, está
completamente descarnado, el Ayuntamiento debería cuidar mejor estos espacios donde las familias que no pueden veranear, sacan a sus hijos para jugar….
Limón odia a los gatos. Parece mentira que ese cuerpo tan pequeño tenga tanta energía para tirar de la persona que lo lleva, para lanzarse contra ellos ladrando desaforadamente.
En Madrid, de nuevo es obligatorio usar la mascarilla que resulta agobiante con el calor.
La amenaza de una nueva pandemia sobrevuela sobre un otoño caliente, muchas cosechas se han perdido por falta de mano de obra el paro es el mayor de Europa, muchos negocios se están cerrando….
Sin embargo, en medio de esta situación hay que tener esperanza, hay que luchar para salir adelante, no hay que desfallecer, hay que renovarse, no rendirse…, como decía la protagonista de “Lo que el Viento se llevó”, Scarlett O’Hara: MAÑANA SERÁ OTRO DÍA …