En junio de 1960 el diario ABC recogía este artículo con una fotografía del Doctor Salazar y Franco conversando en una entrevista que mantuvieron en Mérida.
Ningún momento era mejor con la Marina de guerra soviética desplazada por el Mediterráneo, para entender el carácter fundamental del Pacto Ibérico firmado en 1960 entre España y Portugal.
Toda la estrategia de la O.T.A.N. todo el despliegue defensivo occidental carecería del punto de cierre, si Portugal, miembro de la Alianza Atlántica, no estuviera unido a España por el compromiso del Pacto Ibérico, y si España, a su vez, no hubiera estado ligada al esfuerzo común occidental mediante sus acuerdos bilaterales con los Estados Unidos.
El Pacto constitutivo del Bloque Ibérico, se convirtió así en una de las piezas maestras que sustentan la cooperación defensiva del mundo libre. El 17 de marzo de 1939 nacía el Tratado de Amistad y No Agresión hispano portugués, redactado y concebido para épocas de normalidad internacional. Seis meses más tarde estallaba la Segunda Guerra Mundial. La defensa de la paz de la Península exigía una versión más completa. Un Protocolo adicional firmado el 9 de julio de 1940, establecía un sistema mutuo hispano-portugués de consultas cada vez que hubiese amenaza a la integridad territorial, o a la paz de cualquiera de ambos países. La frontera se mantuvo entre España y Portugal pudiendo mantener su integridad.
El día 3 de abril de 1949, el ministro portugués de Negocios Extranjeros, doctor Caerio da Matta, que se había dirigido a Norteamérica para firmar el tratado del Atlántico Norte, hizo en Washington las siguientes declaraciones: “La ausencia de España en el número de los países que firmaron el tratado Atlántico enflaquece, sin la menor duda, el Pacto. Es difícil concebir que una nación europea de 27 millones de habitantes, con una situación geográfica como la de España, quede excluida del Pacto del Atlántico”.
El propio Presidente del Consejo de Ministros portugués, Dr. OIiveria Salazar, defendió a España públicamente, sin rodeos denunciando la arbitrariedad de su expulsión de los planes defensivos.
A preguntas del vicepresidente de la agencia United Press, Salazar respondió: “España debería ser incluida en el pacto Atlántico: primero por el fallo geográfico y estratégico que tiene su ausencia, segundo, por la Real importancia de su eventual contribución, y tercero porque el valor y significado de la propia adhesión de Portugal son distintos según España esté ligada o no al pacto, y la hipótesis de no estarlo, también sería distinta la política a seguir en caso de conflicto que ponga el Pacto en funcionamiento”.
La Península Ibérica tiene una posición geoestratégica clave, situada en una de las zonas cruciales del mundo, con la posibilidad de controlar las líneas de navegación más importantes, que son la llave entre el Atlántico y el Mediterráneo, puente entre Europa y África, se ha visto incrementada en los últimos años la condición clave de su posición geográfica con el cierre del Canal de Suez, la presencia naval soviética en el Mediterráneo y la guerra en el Oriente Medio.
En estas condiciones la visita de Marcelo Caetano a Madrid refuerza el potencial geoestratégico de la Península por el camino de la más firme solidaridad.
El Secretario de Estado norteamericano William Rogers, viajó a Madrid, para continuar la negociación sobre los nuevos Acuerdos entre España y los Estados Unidos, subrayando que el meridiano de la estrategia defensiva occidental, pasa por la Península Ibérica y que todo el formidable despliegue de la Alianza Atlántica quedaría en el aire sin la cooperación del “viejo solar ibérico”.
Difícilmente se puede presentar otra nación o grupo de naciones occidentales con un potencial estratégico que iguale al que supone el Bloque Ibérico.
Al cabo de los años no sólo permanece sino que se han acentuado las razones del Pacto. La solidaridad peninsular, es más firme que nunca, el mundo se inquieta ante amenazas bélicas, la cooperación hispano-portuguesa es una necesidad insoslayable que se mantiene como una espléndida realidad.
En 1970 Marcelo Caetano Presidente del Consejo de Ministros de Portugal, visitó España y conversó con el príncipe Juan Carlos, entregándole la gran Cruz de la Torre y la Espada, la más alta condecoración de su país, señalando “que Portugal tiene la honra de haber sido por algún tiempo el lugar de residencia del futuro rey de España”.