En el día de los enamorados las tiendas se llenan de ramos de flores y de rosas para regalar a las personas queridas. También se regalan bombones y otras muchas cosas que los almacenes ofrecen: pulseras, colgantes, etc. Pero el mejor regalo es el que se hace en casa… gorros y bufandas de lana tejidos con mucho amor.
Es un paréntesis en medio de la angustia que estamos viviendo por la amenaza de un conflicto bélico.
Parece que los gobernantes de Rusia siguen llevando el disfraz del que fue el mayor sanguinario de Europa: Stalin.
En las calles de Moscú las protestas se siguen acallando por la fuerza… Estados Unidos ha envido fuerzas a los países amenazados para protegerlos. Es la sinrazón del déspota.
Nuestra realidad es la subida de los precios, la gasolina, la luz y los artículos de primera necesidad.
En muchos hogares ya no se enciende la calefacción y vuelven las colas del hambre con Caritas repartiendo comida. ¿Dónde está el gobierno? ¿Dónde sus ministros? ¿Dónde está Podemos? ¿Dónde los partidos políticos?
“Sube todo menos las pensiones y los sueldos”, dice una anciana por televisión.
Las rosas de San Valentín … un motivo para agarrarse a la esperanza.