Hemos cambiado los relojes para ajustar la hora a la luz solar. Sigue lloviendo. Las borrascas no dan tregua y la tierra se empapa devolviendo lo que sobra a los ríos que se desbordan en muchas ciudades del litoral mediterráneo.
Heladas intensas. Incluso nieva a bajos niveles de altitud. La guerra continúa destruyendo ciudades y matando a la gente que lo ha perdido todo hasta la esperanza.
Putin, el cara de luna, es malo, es un demonio disfrazado con los ropajes de todos los demonios que tiene dentro. Hombres, mujeres y niños pasan por su guillotina particular. Pero no somos eternos y él también morirá.
El pueblo ruso es también su víctima. Aislados del mundo están llegando a una situación límite, sin libertad, sin comida, sin esperanza.
Pedro Sánchez nos anuncia unas medidas claramente insuficientes para paliar el problema económico que está vaciando nuestros bolsillos. Los agricultores se arruinan, los ganaderos tienen que sacrificar a sus animales al no llegarles el pienso, la huelga de los camioneros suspendida por extrema necesidad de los camioneros…
Como dice Vicente Vallés en su telediario de la noche “España a uno de abril de 2022.” Así empieza abril…